CAMBIOS MACROECONÓMICOS (30/03/06)
Todas las actuaciones en las que interviene la macroeconomía, curiosamente, a la larga tienen una lectura incómoda e interpretación contraproducente para el ciudadano de a pie.
Tenemos un ejemplo claro y evidente en la supresión de la mayoría de las monedas nacionales y en su primer intento primario de fusión denominaron ‘ecus’, sin llegar a correr su uso como moneda popular. La auténtica conversión para el ciudadano se denominó ‘euro’. Para llegar a este momento, no se como se produciría en otros países pero, la picaresca española, inició con un considerable aumento de precios el octubre previo anterior a la fecha de primeros del año siguiente marcada. Entonces llegó el malvado ‘euro’, 1 euro igual a 166,386 pesetas y ya la jodimos del todo. Se vendieron ingentes cantidades de calculadoras conversoras en ambos sentidos de la peseta a euro o euro a peseta, para facilitar los cálculos al ciudadano. Los más avispados dividían por 6 y multiplicaban por 1.000, pero esa operación mental no está al alcance de cualquiera y menos al pueblecito de a pie que somos la mayoría. En aquel momento, en los mercados, máximos lugares donde poder captar las economías domésticas, a la gente todo le parecía barato, claro donde días antes ponía 500 pesetas el kilo ahora ponen 3€. ¡Joder que barato! De 500 a 3, total nada. En los bares no digamos la vulgar caña de cerveza de 200 ml que en octubre anterior venía costando unas 90 pesetas, ya en ese fatídico mes, se subió como mínimo a 100 o 125 y de ahí el gato se convirtió en libre lo del todo a 100 se convirtió en todo a 1 pero ‘euro’ (166,386 pesetas), gran timo digno de la película de Tony Leblanc ‘Los tramposos’. En tres meses esa caña subió un 90% y hasta vi gente que dejaba propina de 0,50€ y le parecía hasta poco y era lo que 3 meses antes le hubiera costado la caña.
Otro tema, el cambio y adelanto de hora de finales de marzo (desde hace 32 años) y luego a finales de octubre el retorno, bajo excusa de mayor utilización de luz solar y cifras macroeconómicas. España ya país informal en los horarios, durante esos 7 meses disminuye el suelo de sus pobladores al menos una hora. ¡Viva la fiesta!, ¡Qué alegría!. En el paraíso del jolgorio que somos, padres, madres, jóvenes, niños, abuelos tiene más tiempos para paseos y disfrute y de paso minan su salud ignorando la reparación y recuperación que suponen el aprovechamiento de las horas de sueño necesarias. Los ingleses a los que tanto criticamos, la pérfida Albión, prácticos, como siempre, van a su bola, su moneda sigue siendo la libra y el cambio de horario se lo pasan por ‘arco del triunfo’ ¡qué envidia les tengo!, ¡qué listos son, han sido y serán!. Y encima hasta hablan inglés, el idioma más importante e impuesto en el mundo por mucho que se empeñaran Cervantes en tomar iniciativas con el castellano y tenemos aquí tres regiones yo les llamo lo que son bonitas y tradicionales regiones, donde algunos se empeñan en que solo, pero solo, se hable gallego, euskara o catalán, idiomas dignos y tradicionales, pero difícilmente te entenderás con un chino si hablas esas lenguas y casi seguro que sí utilizando inglés como idioma de intercambio.
Tenemos un ejemplo claro y evidente en la supresión de la mayoría de las monedas nacionales y en su primer intento primario de fusión denominaron ‘ecus’, sin llegar a correr su uso como moneda popular. La auténtica conversión para el ciudadano se denominó ‘euro’. Para llegar a este momento, no se como se produciría en otros países pero, la picaresca española, inició con un considerable aumento de precios el octubre previo anterior a la fecha de primeros del año siguiente marcada. Entonces llegó el malvado ‘euro’, 1 euro igual a 166,386 pesetas y ya la jodimos del todo. Se vendieron ingentes cantidades de calculadoras conversoras en ambos sentidos de la peseta a euro o euro a peseta, para facilitar los cálculos al ciudadano. Los más avispados dividían por 6 y multiplicaban por 1.000, pero esa operación mental no está al alcance de cualquiera y menos al pueblecito de a pie que somos la mayoría. En aquel momento, en los mercados, máximos lugares donde poder captar las economías domésticas, a la gente todo le parecía barato, claro donde días antes ponía 500 pesetas el kilo ahora ponen 3€. ¡Joder que barato! De 500 a 3, total nada. En los bares no digamos la vulgar caña de cerveza de 200 ml que en octubre anterior venía costando unas 90 pesetas, ya en ese fatídico mes, se subió como mínimo a 100 o 125 y de ahí el gato se convirtió en libre lo del todo a 100 se convirtió en todo a 1 pero ‘euro’ (166,386 pesetas), gran timo digno de la película de Tony Leblanc ‘Los tramposos’. En tres meses esa caña subió un 90% y hasta vi gente que dejaba propina de 0,50€ y le parecía hasta poco y era lo que 3 meses antes le hubiera costado la caña.
Otro tema, el cambio y adelanto de hora de finales de marzo (desde hace 32 años) y luego a finales de octubre el retorno, bajo excusa de mayor utilización de luz solar y cifras macroeconómicas. España ya país informal en los horarios, durante esos 7 meses disminuye el suelo de sus pobladores al menos una hora. ¡Viva la fiesta!, ¡Qué alegría!. En el paraíso del jolgorio que somos, padres, madres, jóvenes, niños, abuelos tiene más tiempos para paseos y disfrute y de paso minan su salud ignorando la reparación y recuperación que suponen el aprovechamiento de las horas de sueño necesarias. Los ingleses a los que tanto criticamos, la pérfida Albión, prácticos, como siempre, van a su bola, su moneda sigue siendo la libra y el cambio de horario se lo pasan por ‘arco del triunfo’ ¡qué envidia les tengo!, ¡qué listos son, han sido y serán!. Y encima hasta hablan inglés, el idioma más importante e impuesto en el mundo por mucho que se empeñaran Cervantes en tomar iniciativas con el castellano y tenemos aquí tres regiones yo les llamo lo que son bonitas y tradicionales regiones, donde algunos se empeñan en que solo, pero solo, se hable gallego, euskara o catalán, idiomas dignos y tradicionales, pero difícilmente te entenderás con un chino si hablas esas lenguas y casi seguro que sí utilizando inglés como idioma de intercambio.
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