INDEFENSIÓN ANTE EL SILENCIO
Nunca un presunto problema tendrá solución mediante un silencio total. Este problema con este medio quedará sin resolver, ni aclarar.
Se podrá tener mas o menos razón en cualquier situación pero la callada por respuesta, aparte de injusta, nada resuelve y menosprecia a la otra parte. No solo la desprecia, la denigra, la hunde. Aún teniendo razones a nadie se le niega un juicio, la posibilidad de una defensa, de una argumentación, la posible defensa en un diálogo o concreción.
Si un mendigo te solicita una limosna, la merezca o no, se le debe de corresponder al menos con un sí o con un no, pero no con desprecio o indiferencia sobre todo si esa dádiva es solicitada con respeto. Esta semana en XLSEMANA, el Sr. Pérez Reverte, en acostumbrado magnífico artículo tocaba algo de este asunto.
Si entre personas existe o ha existido una relación congruente aún con lógicas discrepancias, ignorar uno a otro rotundamente es una conducta de incalificable definición, porque esa relación es imborrable, dejó vestigios y huellas indelebles
Hablo de ello por la narración reciente que un buen amigo me ha hecho y se ha quedado abocado a una ignorancia radical, como si no existiera, para su pareja con la que entendía les unía un lazo, prácticamente, irrompible, no le encuentra justificación pero no consigue la más mínima explicación, solo un macabro silencio como si hubiera naufragado y fuera un incipiente Robinson Crusoe. Me he sentido muy dolido en su experiencia. No comprendo una desconsideración tan dura por parte de la persona que él adoraba como su ideal y además, me consta, que le había demostrado un amor infinito e irreversible. No concibo esas posturas tan concluyentes. Será personas que a lo mejor tienen la facultad de ser infalibles y no toleran el más mínimo error. Aún así espero no les ocurra a ellos nada similar, pero si que al menos hicieran un acto de contrición para estar tan seguros de que su actuación es la pertinente.
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