ENFERMEDADES, OPERACIONES

Hoy oí en el bar algo que me atemoriza. Siembre me han sobrecogido los temas hospitalarios. Una mujer le contaba a otra que le iba a intervenir de un mioma. Aunque no soy, excesivamente ‘cotillo’, estuve algo atento y noté que aparte de su nerviosismo mostraba por varias justificaciones, primero el miedo, lógico, a la intervención, segundo que a sus 48 años, aunque sabía que estaba próxima a la menopausia, ésta no se iba a promover con naturalidad y que se había producido ya su última regla, no por la pretensión de un embarazo, sino como decía por perder el proceso natural de forma improcedente.

No era mi ‘guerra’, ni entiendo demasiado de estos temas, pero evitar, siendo posible, consecuencias posteriores aún a riesgo de lo que es pasar por un quirófano siempre se debe sopesar, quizá luego no sería ya buen momento.

Yo al inicio de mis 50 años pasé por esa ‘tabla’ para renovar la válvula aórtica y ponerla artificial, de material metálico. La intervención quirúrgica es siempre ingrata, es, en cierto modo, un recurso poco agradable pero gracias a los avances mas de uno llevamos unos años de bonus en nuestra vida.

No pude, ni siquiera intervenir en esa conversación entre ambas mujeres pero me hubiera gustado, yo, pusilánime, intervenir para darle ánimos y que se animara a evitar la posibilidad de riesgos posteriores de peor corrección.

Hoy en día 48 años es un buen momento de la vida. Tan buenos como lo que escuchan mis oídos a hora en voz de Mari Trini ‘DÉJAME SOÑAR’, y yo añadiría y vivir.