Blogia
ofloda

Lecturas insospechadas

Lecturas insospechadas He leído bastante en el transcurso de mi vida, desde luego no lo que hubiera querido, mejor dicho, de lo que me hubiera gustado, pero siempre echamos la culpa o nos escudamos en algo y tengo que decir que durante mucho tiempo las amplias jornadas de trabajo absorbieron gran parte de mi tiempo. Además, al tener que ver éste, con las relaciones públicas, me abocó a algún exceso de alterne que tenía repercusiones en el tiempo libre. Me explico, ese alterne no digo que influyera a malos comportamientos pero está claro que un pase en el nivel, en ocasiones, de comidas o bebidas, mas estas últimas, no propiciaban mucho, al retiro, al hogar, para ponerse a leer se pretendía mas otras relajaciones, donde la cabeza no tuviera que tener demasiada fijeza, por ejemplo la TV. Pero insisto no es que fuera ese escudo normativo, sino que las jornadas largas empleadas, propiciaban mas ‘un no hacer nada y evadirse’.
En mis años jóvenes, bancos recónditos del céntrico y amplio parque del Retiro en Madrid, bajo las frondosas copas de árboles me sirvieron de biblioteca al aire libre. Ejemplares rústicos, e incluso, mas de uno de segunda mano adquiridos en un mercadillo próximo a una de las entradas del parque, llamado ‘Cuesta Moyano’, de los clásicos griegos y romanos, literatura castellana del medioevo, modernista y contemporánea, francesa y rusa del siglo XIX, fueron haciendo su pasarela de hojas ante mis ávidos ojos. Este retiro se producía en las matinales de los domingos, temprano me encaminaba allí y rondando el mediodía, completaba la actividad cultural yéndome al templete de música en una plazoleta, donde los domingos la Banda Municipal de Madrid, interpretaba antologías de músicas clásicas y zarzuelas.
Las tardes dominicales me eran de concepto más popular y casquivano, mi afición por el baile me llevó a conocer muchos locales de juventud, primero dentro del modesto barrio de Usera, posterior hacia zonas más céntricas y acabando como ‘socio’ del importante barrio de Argüelles, cerca del entorno universitario.
Ahí, la sala de juventud, así se denominaban a las discotecas actuales, Imperator arrolló en este nuevo concepto, llevaban buenas orquestas, se bailaba con orquesta, cantantes españoles de primera línea que luego actuaron en las salas de fiestas, como Dúo Dinámico, Gigliola Cinquetti, Enrique Guzmán, Mike Ríos (Miguel Ríos, después), etc. Algo caro para nuestros entecos bolsillos pero entre determinadas argucias para conseguir pases en alguna ocasión ‘untando’ a camareros y alguna trampilla en el sueldo que entregábamos a la casa, te ibas defendiendo.
Volviendo a la lectura. Como nunca tuve coche viajé siempre en transportes públicos, metro, autobús y, últimamente, autocar de empresa. Estos medios me sirvieron como bibliotecas móviles, libro tras libro, sobretodo relatos de autores famosos que se encargó de divulgar un periódico llamado El Sol que luego desapareció ofertaba libros de relatos de unas 100 páginas y especiales de 200, de todo tipo de autores y géneros, y de los que debo tener en casa en torno a 300 ejemplares, me fueron transmitiendo continuos conocimientos.
Otra faceta era la incursión en revistas especializadas como Historia y Vida de las que llegué a tener mas de 300 ejemplares, ahora me estoy deshaciendo de ellas porque las he ofrecido gratis a mas de una persona y ante la poca ilusión que ponen en la oferta, están yendo a parar al papel reciclado.
Ahora y, hoy precisamente, a través de Internet en la página que menciono a continuación:
http://www.cervantesvirtual.com/portal/bne/
por si a alguien le interesa, ya la había visitado pero ayer me sumergí al azar buscando algo sobre D. Benito Pérez Galdós he visto que es un filón de lectura gratis, de literatura hispana. Yo de momento hoy he iniciado la lectura de Trafalgar de los Episodios Nacionales del canario D. Benito.
Por favor, no la desdeñéis, recurrir a ella, merece la pena, está muy bien presentada y con muchos recursos.

0 comentarios