Historias para no dormir
Me resulta hasta difícil iniciar este relato. Tengo la idea, pero vacilo sobre como redactarlo o proponerlo. Aunque es autobiográfico, a mí mismo, que soy el actor y autor, pues a mí mismo, recalco, me sorprende.
Precisamente es la sorpresa la que origina este intento de ensayo. La sorpresa se basa en la reacción producida por una seria de acontecimientos imprevistos no buscados. Es difícil escribir sin guión, sin esquema, sin una sinopsis que regule la trama, pero trataré de ir dándole forma.
Soy imprevisible, quizás lo haga a salto de mata, pero he ahí el quid de la sorpresa, la improvisación. Bien pues un mozuelo de cincuenta y varios años, se incorpora al mundo de internet. Había tratado de contenerse. Algo sé conocía y sabía que le iba a consumir mucho tiempo. Su inquietud de saber, rayana en el agobio, su intento de abarcar todo, como si fuera un humanista de la Edad Media, sabía que podía absorberlo, aglutinarlo. Desistió, en principio, pero pensó que los años vuelan y si no lo intentaba ahora ¿cuándo lo iba a hacer?.
La inmersión en internet como se presumía y, además, con cierta lógica fue algo desbordante. La propia falta de programación, preparación, conocimiento del medio fue, en algunos casos, como un torrente incontrolado, sin ramblas donde desembocar, arrasante. En principio hubo problemas con la conexión, tras múltiples llamadas con Telefónica, empresa a la que conecté, e incluso hasta cambio de módem, la cosa se fue poniendo en marcha. Pero como pruebas de inexperiencias y precipitación abrí correos diversos, demasiados, de tal manera que como no son posibles las bajas, tuve que desistir del uso 2 o 3, divididos según temas que quisiera tratar. Me apuntaba ( sin peligros aparentes) a llevar y conocer temas económicos, de bolsa, deportes, idiomas, diccionarios, enciclopedias, ciencia, cultura, sorteos, meteorología, prensa en general, nacional, provincias y digital, en fin un sinfín inabordable al que no daba abasto y tuve que ir cediendo algo pero, a pesar de controlar mas, actualmente, me sigo abrumando con que quererlo abarcar todo. Soy insaciable en estas investigaciones, inquieto, ambicioso, pero ya sé sabe el refrán lo dice el que mucho abarca poco aprieta, bueno no es ese el caso, siempre queda algo de zumo, al exprimir tamaña fruta, pero se derrama también bastante y, falta la concentración necesaria para que el jugo sea intenso. Formas de ser, caracteres. Requiere de freno y organización para un mejor digerir pero, estas son disciplinas en las que no me contengo muy bien. Bueno al cabo de año y medio estoy algo mas fijado, pero vienen riadas incontenibles.
Otra cosa es el uso, pero de eso no voy a sentar cátedra. Puede ser cultural e informativo, su parte más racional, pero se pueden caer en errores y tentaciones. De eso sabe cualquiera que toque este asunto.
Titule Historias para no dormir, porque sería capaza de no dormir en mas de una ocasión con tal de seguir tocando temas, asuntos, visitando, observando, viendo, jugando, entrarían infinidad de gerundios en esta descripción. Vayamos a dormir de vez en cuando para repostar energías.
Precisamente es la sorpresa la que origina este intento de ensayo. La sorpresa se basa en la reacción producida por una seria de acontecimientos imprevistos no buscados. Es difícil escribir sin guión, sin esquema, sin una sinopsis que regule la trama, pero trataré de ir dándole forma.
Soy imprevisible, quizás lo haga a salto de mata, pero he ahí el quid de la sorpresa, la improvisación. Bien pues un mozuelo de cincuenta y varios años, se incorpora al mundo de internet. Había tratado de contenerse. Algo sé conocía y sabía que le iba a consumir mucho tiempo. Su inquietud de saber, rayana en el agobio, su intento de abarcar todo, como si fuera un humanista de la Edad Media, sabía que podía absorberlo, aglutinarlo. Desistió, en principio, pero pensó que los años vuelan y si no lo intentaba ahora ¿cuándo lo iba a hacer?.
La inmersión en internet como se presumía y, además, con cierta lógica fue algo desbordante. La propia falta de programación, preparación, conocimiento del medio fue, en algunos casos, como un torrente incontrolado, sin ramblas donde desembocar, arrasante. En principio hubo problemas con la conexión, tras múltiples llamadas con Telefónica, empresa a la que conecté, e incluso hasta cambio de módem, la cosa se fue poniendo en marcha. Pero como pruebas de inexperiencias y precipitación abrí correos diversos, demasiados, de tal manera que como no son posibles las bajas, tuve que desistir del uso 2 o 3, divididos según temas que quisiera tratar. Me apuntaba ( sin peligros aparentes) a llevar y conocer temas económicos, de bolsa, deportes, idiomas, diccionarios, enciclopedias, ciencia, cultura, sorteos, meteorología, prensa en general, nacional, provincias y digital, en fin un sinfín inabordable al que no daba abasto y tuve que ir cediendo algo pero, a pesar de controlar mas, actualmente, me sigo abrumando con que quererlo abarcar todo. Soy insaciable en estas investigaciones, inquieto, ambicioso, pero ya sé sabe el refrán lo dice el que mucho abarca poco aprieta, bueno no es ese el caso, siempre queda algo de zumo, al exprimir tamaña fruta, pero se derrama también bastante y, falta la concentración necesaria para que el jugo sea intenso. Formas de ser, caracteres. Requiere de freno y organización para un mejor digerir pero, estas son disciplinas en las que no me contengo muy bien. Bueno al cabo de año y medio estoy algo mas fijado, pero vienen riadas incontenibles.
Otra cosa es el uso, pero de eso no voy a sentar cátedra. Puede ser cultural e informativo, su parte más racional, pero se pueden caer en errores y tentaciones. De eso sabe cualquiera que toque este asunto.
Titule Historias para no dormir, porque sería capaza de no dormir en mas de una ocasión con tal de seguir tocando temas, asuntos, visitando, observando, viendo, jugando, entrarían infinidad de gerundios en esta descripción. Vayamos a dormir de vez en cuando para repostar energías.
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