Los hijos (XIII)

Pero ella a pesar de la comentada montaña rusa en la que vive, poco se queja, además, si lo hiciera, le daría lo mismo.
En esta etapa, aparte de la exposición de fines de semana, es cuando obtiene una mayor libertad. Sobre todo si es ama de casa, tiene mas tiempo para distribuir a su acomodo. Nunca le abandonará el sentido de la responsabilidad pero tendrá mayor desenvoltura. Además, en general, las relaciones con el rey león, el eterno ocupado, se han deteriorado bastante, se da mas cumplimiento por exigencia que por amor, algo que no termino de entender hoy en día, porque hacer amor sin amor es una antítesis y aunque el rey león ya tiene menos exigencias, su melena ya tiene menos fuerza, sigue dominando el tiempo de cuando se debe practicar. Hoy me apetece a mí, pues adelante. Claro que si en la mayoría de los casos esperara a que fuera la hembra la que solicitara, lo tendría muy oscuro. Pero él ya buscaría algún desahogo exterior. Es triste el desamor, solo la fuerza de la costumbre o la malinterpretada obligación lleva a un intercambio de relaciones, pero se perdió la chispa. ¿Soy pesimista? ¿De verdad? ¡Anda ya! ¡Quítate la careta de la hipocresía! Con matices pero estás conmigo. ¿Verdad lector? Lo que pasa que es crudo admitirlo, claro se me dirá que hay excepciones, pero éstas, una vez mas, confirman la regla. Este modesto ensayo, tiende a la crudeza, pero lleva una fuerte dosis de realismo. ¡Abajo la hipocresía!
Decía mi abuelo, hombre rural, pero con la sabia filosofía del ignorante popular: hay que coger los tiempos según vienen...
(Imagen: los murciélagos representan la vida nocturna que impera en la salida de los jóvenes actuales, son la nueva imagen de este mamífero volador y noctámbulo)
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