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Los hijos (III)

Los hijos (III) ... Bien en este tercer capítulo abordo las sucesivas etapas del ‘monstruito’ que ‘creamos en este laboratorio de la vida’ cual doctores Jekyll. Un día nos deleita con sus agitaciones de manos, mira, se fija, imita gestos y empieza a articular desconocidos sonidos que asociamos al ingrediente básico de la cocina hispana, tan denostado por muchos europeos, el ajo. Ese sonido gutural que emite el niño por supuesto nada tiene que ver con este bulbo liliáceo. Es un gorgorismo que emite al salir aire de su interior y que se encargan de modular las cuerdas vocales. En ese momento, a esos meses, un cachorrito de cualquier especie, salta, corre, rastrea y más. Claro se me dirá, pero al ser su ciclo de vida teóricamente más breve y su coeficiente de empleo de la inteligencia van a ser muy inferiores. No podrá hablar, ni pensar. ¡Coño, otra vez! ¡ojalá! un buen número de nuestros vástagos no hablaran algún día de mas y a destiempo, ni pensaran tan retorcidamente. Se acerca un próximo proceso. El mantenimiento de la verticalidad, dar los primeros pasos. Similar a cuando nos cuentas sobre la evolución de las especies a colación de las teorías, sobre ello, de Charles Darwin. El niñ@ (para que no se ofenda nadie, utilizo la forma masculino/femenino, pero en adelante no volveré a usar), como diría el Sr. Ibarretxe y tanto político que les encanta diferenciar el género, nunca antes se había empleado esta forma, él dice los vascos y las vascas, no es el único en esta disquisición gilipollesca, claro es política para la obtención de mayor número de papeletas de las cajas tontas, las urnas.
El niño en esta etapa se tambalea, solo ha bebido leche y ha comido algún potito y ya se tambalea. En otro momento de su vida el tambaleo, la oscilación le provendrá de medios menos puros que los citados, Esos movimientos titubeantes se deberán a influencias de botellón, polvos y pastillas. ¡Dios nos libre!...

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