HOY ME HAN PUESTO LAS PILAS 25/09/2012
La expresión de ‘ponerte las pilas’, como en tantas otras maneras de comunicación al uso, siempre contemplan diversas acepciones y sentidos diferentes, tienen diversos ángulos de visión.
En el caso que nos ocupa, el más directo significado es ponerte en acción, activarte para trabajar o realizar tareas.
En el caso de objetos es tan simple como sustituir la batería descargada por una nueva para que el aparato que de ella dependía vuelva a funcionar.
Un caso muy curioso y frustrante y que todos los que hemos sido padres hemos ‘sufrido’ es el hacer el regalo de Reyes a una petición de uno de tus niños y encontrarse con el lamentable fallo de que el artilugio, muñeco u otros juguetillos precisaban de pilas para estar completos y el fabricante te la había jugado, no había incluido las necesarias, mejor dicho, o ninguna para que aquello dejara de ser un objeto inerte y al ser festivo no podías solucionar el asunto, el niño se quedaba como tú, intranquilo y en lugar de una ilusión se generaba un problema.
A mi hoy me han monitorizado, me han colocado varios electrodos en el frontal de mi pecho y entorno a mi corazón, los cuales transmitirán durante 24 horas datos de mi actividad a un receptor del tamaño de una cajetilla de tabaco y la recogida de estas reseñas las entregaré mañana mediante ese aparatillo denominado Holter y los resultados y apreciaciones me los comunicará el galeno de cardiología el próximo 3 del mes décimo del año pero con nombre de ser el octavo, es decir, octubre.
Esta especie de conejito Duracel establecerá o recogerá el proceso de mis arritmias que detectaba el especialista y que me sobrevienen recientemente, ya que en 16 años que me operaron del corazón y en la implantación de prótesis metalizada en la válvula aórtica no se habían manifestado hasta ahora. El cardiólogo no le dio mayor importancia pero quería saber algo sobre ello.
Está claro que sin ser pescador tengo una caña y un anzuelo que andan a la caza de las más diversas dolencias para que sin cebo entren en mi cesto de capturas y día a día se van acumulando cual colección de ictiología.
El aparatillo me acompañará y estorbará durante 24 horas. Ahora son las 20:30 y estoy en ‘mi bar’, primero leyendo un libro sobre la ciudad de Nueva York y después garabateando unas hojillas para informar de este evento. Aunque mi primera cita es un gazpacho, pan tomaca y porciones triangulares de queso de cabra.
Lo pero es lo de después. De por sí llevo ya tiempo con desórdenes de sueño, no soy sonámbulo pero me levanto varias veces en la noche y lo peor es que me siento al borde de la cama pero sin estar despierto. Entonces doy cabezadas que terminan más de una vez con mi torpe cuerpo en el suelo, soy casi experto en estas demostraciones de caída libre.
Así que mi noche no será ‘Mi gran noche’ como cantaría esa voz que todos conocemos del jiennense universal Raphael que a sus 69 años, uno más que yo, sigue triunfando.
Mi noche será de incertidumbre. No encontraré la posición. Iré de sillón en sillón, probaré de nuevo la cama y ahora, sin ir más lejos, acompañado de una tranquilizadora tisana de tila con 3 galletas de las ‘maría’ clásicas paso mis anotaciones al words y luego irán a parar al blog.
Mañana a la 8 y media, en el hospital, haré entrega de los ‘trastos’ y a la espera de resultados.
Encima el aparatillo me lo colocaron en mi lado izquierdo, el preferido en mi postura para dormir y para no estropear el disfraz interrumpiré el sueño del ‘viejo durmiente’ y no vendrá la princesa a abrir mis ojos, no será necesaria, ya me procuraré por mi cuenta el desvelo, cual caballero quijotesco velando las armas antes de ser nombrado caballero.
Como soy algo ‘avaricioso’ en hacer un historial médico extenso esperaré a un nuevo capítulo a contar sobre mis andaduras por el mundo de la medicina. Temo que con la crisis me fichen y no me dejen hacerme más pruebas por tener el cupo rebasado aunque como me gusta tan poco ir a ese mantenimiento quizás salga ganando.
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