MIS ESTADOS ALTERNATIVOS 14/09/2012
Una escritora manchega famosa ( de las de verdad no de las de centro de atención televisiva en programas ‘amarillos’ sostenidas por el ‘marujeo’ (¡Ojo!, incluyo al masculino cada día más inmerso en esas tertulias en donde ‘los 5 o 10’ hablan todos a la vez y elevando sus tonos con lo que no sé escucha nada pero esas y esos han alcanzado la categoría de ‘famosos’. Al igual que llamar concierto a un desconcierto total. De niño, siempre pensé que el concierto era una orquesta sinfónica interpretando piezas de maestro de la música clásica hoy, sin embargo, el rasgar guitarras electrónicas, efectos luminoso, decibelios intempestivos y nombres de grupos haciendo cabriolas y con nombres ‘sofisticados’ como ‘Mojinos Escocíos’ por ejemplo, se han adueñado del nombre de aquellos sofisticados espectáculos.
Pues mi famosa manchega es Ángela Vallvey, escritora y periodista. Sus artículos los, en prensa, los leo pero, me avergüenzo de no haber leído sus libros, ni siquiera, ‘Los estados carenciales’, premio Planeta 2002, aunque conozco el argumento, es por ello el cierto paralelismo del título de hoy.
No es cuestión de ser rácano pero su libro lo bajé en formato PDF para incluirlo en mi eBook y, curiosamente, el adaptador del tamaño de letras no funciona con éste y las ordenadas hormiguillas de su escritura no son accesibles a mi visión.
Remitiéndome al libro, todos tenemos estados de carencias. Yo hablo de mis estados alternativos que, cada día, se apropian más y negativamente de mí y, aunque lo sé, siempre pongo el remedio tarde. Me alteran las noticias de las continuadas injusticias que unas leyes escritas por los abogaduchos parlamentarios manejan los hilos de tan mala forma que así de mal funciona todo.
Con los años, se dice que vas asumiendo todo mejor, mi caso es todo lo contrario, aunque sé que no soy la excepción. Ante tamañas injusticias penales y políticas me enervo e indigno desmesuradamente porque pienso que si te asientas demasiado, es como si te rindieras y no lucharas.
Yo pienso que ‘mi lucha’, el ‘Mein kampf’ del monstruoso tocayo mío, Hitler, es inconformismo propio.
De sobra sé que nada voy a paliar y voy contra esos quijotescos ‘molinos de viento’.¿Resultado?. Las aspas me voltean.
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