ROMANTICISMO-29/03/11
¡Que palabra más laberíntica!. No puedo más que aportar mis sentimientos para tan profundo y delicado tema. El romanticismo es como un don, es un expresionismo propio y arraigado, algo muy interior, una cualidad innata. En casi todo humano puede existir romanticismo otra cosa es la dosis y la práctica, con él, realizada. Es muy necesario saberlo usar pero esto no se puede aprender es algo espontáneo aunque, como con todo, con su ejercitamiento se puede mejorar. Hay veces que, tristemente, se convierte en un ‘disfraz’ para alcanzar determinados objetivos pero, al final y como todo, se desenmascara y desnuda su mal uso. Me considero, simplemente un romántico natural, lo fui hasta de niño, luego en la pubertad, en la juventud, en los inicios de la madurez y, ahora, en los albores de la tercera edad, 66 años, ya que con la prolongación de la esperanza de vida, se puede hablar de una cuarta, estoy en momento álgido de mi romanticismo. Es un momento de mi vida, por razones obvias, más sosegada sometida a menos presiones, mi templanza repara más en el brote verde de las plantas, en una primavera en que tantas funciones inician ciclo, hasta la reproducción de muchas especies. En mi incipiente ocaso aspiro el ‘perfume’ que la Naturaleza nos brinda. Como hombre veo a las muchachas en flor que diría el monstruo literario francés de finales del siglo XIX ‘A la sombra de las muchachas en flor’ uno de los siete libros que componen su extensa ‘A la busca del tiempo perdido’, en francés conocido como ‘La Recherche’ que he tenido el honor de leer y que, como siempre hago cuando me gusta un libro, lo recomiendo. Pues veo a esas chicas contonearse en su viveza natural que no falto de coquetería cualidad hermosa en la mujer. La mujer madura también ha alcanzado una recomposición digna de admirar y hasta con los 70 años, se mantienen en una estupenda visión, ¿por qué no jugar a pretensiones de conquista?. Romántico y observador es casi símbolo de ‘don Juan o Casanova’, pero mi pretensión está en libar del elixir de lo belleza humana, fáunica o floral. Los movimientos de la mar son contorsionismos provocadores, se acercan, te tientan y se retiran, coquetean contigo. ¡Qué bonito es soñar con alguien o con algo!. Navegar etéreamente. Yo en aguas naturales no se nadar en el romanticismo me sumerjo y buceo sin necesidad de oxígeno.
1 comentario
Carmen -
Sus relatos siempre me agradan unos mas que otros, este es extraordinario
Siga asi de romantico maduro profesor