EL RETORNO DEL OCASO
Por ocaso, en términos geográficos, entendemos una puesta de sol. Pero como acepción de uso, también, por ejemplo, significa decadencia, declinación, acabamiento o el final del algo. Este ‘algo’, aparentemente indefinido, tiene sus derivaciones, puede ser ‘algo’ positivo o negativo. Entonces el fin de lo negativo sería una delicia, el fin de lo positivo es triste y doloroso. Con ello se acaba algo de lo que estamos disfrutando. Danos dicha, no tragedia. Entonces esta ecuación tiene una solución positiva, agradable, deseable. Volver, recuperar la ilusión, que creo nunca se perdió, sino que se nubló algo por comentarios que no se debieran de hacer en ciertas relaciones, pero esta recuperación de la que hablo, provoca un nuevo alba, un espléndido amanecer. Quizá el ímpetu se regenera, se trasluce en mejor visión. Solo queda algo de temor y es que el ser humano tropieza demasiadas veces en la misma piedra. No se hace con mala fe, en personas de orden, pero una vez recompuesto el sistema, nuestra memoria olvida con demasiada facilidad el no volver a repetir actos similares y, entonces, vuelta a empezar. Se vuelven a correr peligros. Estos vaivenes pueden provocar que la cuerda se rompa y ya no tenga buen arreglo, pero tampoco debemos olvidar que nada es eterno jamás.Este artículo se suscita por las discusiones que en términos generales pueden haber entre parejas. Es como un recordatorio que hay que tratar de evitar las arenas movedizas y procurar andar con paso firme por suelo consistente.
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