ROPA INTERIOR FEMENINA
En revista S6, de 23/09/06 que viene incluida en ABC de los sábados viene un artículo sobre las ‘recatadas mujeres musulmanas, por exigencias de su religión’ y dice que con sus caftanes negros y sus velos por la cara, toman al asalto las tiendas de lencería fina y ‘cara’ de las calles parisinas. Compran trabajos ‘atrevidos, osados y provocativos’ al efecto, principalmente, en rojo y negro, con bonitos bordados y sugerentes transparencias, a saber, bragas (el periódico dice braguitas, pero yo siempre me he reído del eufemismo, supongamos que la mujer tiene un culo medianamente normal y de ahí para adelante, la prenda no será braguita, si podrá cubrir más o menos, pero no dejará de ser braga, nunca de un hombre se ha hablado de calzoncillitos), esta palabra de bragas, en diversos países sudamericanos les llaman ‘bombachas’, nombre que a nosotros nos suena bastante peor, pero claro es cuestión de costumbres, también existen sinónimos carentes de atractivo, como calzón, calza, culote, metedor. A mí personalmente la palabra bragas me sugestiona más me incita mejor. Igualmente prefiero oír sostén, más tradicional, al sujetador actual que actúa como un disimulador, tangas, ese triangulito que cubre el, normalmente, afeitado vello púbico y la parte íntima y por detrás un simple cordoncillo que a duras penas tapa nada más que la entrada del ano., ligueros, bodys, medias que se adhieren con su encaje al muslo.. Bien pues dice y comenta el artículo suscrito por el maestro Quiñonero que en la place de l’Etoil, cerca de donde se interrogaban nuestros afamados literatos Azorín y Pío Baroja, 4 jóvenes musulmanas con su velo cubriendo el rostro, compraron diversos ‘culottes de colores’ por valor de 2.500€. Pero al parecer la mujer árabe, yo creo que cualquier mujer, pero, especialmente, las árabes han sido muy adictas a embellecerse y coquetear con sugerentes trapillos y encajes sus intimidades. Quizá estamos imbuidos por lecturas como ‘Las Mil y Una Noches’ y tantas y tantas leyendas de harenes, repletas de huríes, en la comunidad de jeques adinerados. Sigue al artículo comentando que ya en tiempos de antaño se proveían de modelos atractivos al máximo que mercaderes ofrecían en zocos y mercadillos. Siendo yo niño, recuerdo una anécdota, y es que vivía un hindú, vestido a la usanza de su tierra e incluso llevaba turbante y grandes barbas, orondo de presencia y grande de estatura, plantaba un tenderete en la calle y vendía colonias exóticas y mirras. Su mujer iba vestida en la calle al más estricto sentido tradicional de caftán negro y velo en cabeza y cara, dejando solo al descubierto manos y ojos y se decía, eran tiempos de mucho cotilleo callejero, a falta del amarilleo de las TV de hoy en día, que sin embargo si ibas a su casa, vivía en mi misma calle, lo normal es que te abriera con unas simples bragas y sostén. Con los años yo creo que eso provenía más de mentes calenturientas del macho ibérico de la época o de deslenguadas, sin otro beneficio que la vituperación.
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