PEQUEÑAS INFAMIAS: MEJOR DE LEJOS XLSEMANAL Nº 962EJOR DE LEJOS XLSEMANAL Nº 962-CARMEN POSADAS
Carmen este artículo me ha dejado perplejo. La cosa es que parece que hemos tenido una coincidencia o telepatía. Esta semana, precisamente, he abundado en este tema, hasta he llegado a debatir sobre ello con una amistad.
Yo sostenía que por algunas situaciones de mi profesión, fui varios años director de una sucursal bancaria en Madrid. Estaba situada en el Madrid de los Austrias, donde tanto tipismo de restaurantes abundan en sus callejuelas. Sin pretender publicitarles, en la calle Cuchilleros y siguiendo casi un orden, estaban Las Cuevas de Luis Candelas, Botín (el llamado restaurante más antiguo del mundo), ya en Puerta Cerrada, Casa Paco (Paco el Chulo), y luego en la Cava Baja, La Posada de la Villa, El Schotis, Julián de Tolosa, La Chata, Lucio y Esteban. Que perdonen los no mencionados pero es mucha la abundancia, muchos de sus propietarios fueron clientes míos de más o menos trato. Yo frecuentaba esto lugares con clientes míos en estas comidas llamadas de negocios. Ello me dio lugar a conocer a mucho público típico del ‘famoseo’ y farándula del momento, al igual que muchos jugadores de fútbol, encima en la Plaza del Conde de Barajas, había unos antiguos estudios de grabación y doblaje de cine, con lo cual todavía incrementaban mis posibilidades de ver caras conocidas. Jamás solicité autógrafo alguno, ni siquiera, comenté demasiado con otras amistades el que yo conociera a estos ‘personajes’. Almorcé en diversas ocasiones con muchos de ellos. Conversaciones insulsas, cuchicheos entre ellos, desprestigios, denotaban, en ocasiones, la suerte de otros, por supuesto, inmerecida, sin ningún arrobo de que testigos presenciales escucharan tales comentarios.
Solo, que recuerde, cuatro personas en mi vida dejaron cierta huella y entendí que su prestigio se correspondía con la persona en gran parte, fueron Natalia Figueroa, Miguel Delibes, Antonio Mingote y Fernando Fernán Gómez. Tuve la suerte de establecer, como digo que su inteligencia y obra se correspondían con sus personas, no ya físicamente, sino en su trato, ahí si que colmé, en parte, ilusión de haber participado en esas tertulias. Casi todos los demás, con pequeñísimas excepciones, mejor de lejos, como tu dices.
Hablas de que los argentinos tratan de que la realidad les impida vivir de ilusiones.
Yo, desde luego, soy bastante realista, tanto que me tildan de pesimista ya que la realidad se sitúa más próxima al pesimismo.
Con cierto rubor te digo que tú eres una de las personas a las que me gustaría conocer pero, este comentario, no significa una proposición, en absoluto, yo respeto la vida de los demás, tengo la fortuna que a través de tus artículos me hago y estos comentarios me hago la idea de que dialogo contigo frente a frente, pero es como una ilusión dentro de ese realismo férreo en el que me clasifico, la excepción confirma la regla.
Estas páginas quincenales me han despertado del letargo que tenía sobre tu persona, ya he visto tus páginas web o las que hablan sobre ti. Te confieso, como suelo hacer, con autenticidad que no he leído ninguno de tus libros, hasta desconocía algunos de los títulos que he visto, he sido muy lector, ahora soy más escritor ‘neófito aficionado’. He leído mucho clásico, muchos relatos, ensayos, tres veces el Quijote, a los 15, 35 y 57 años, esta última edad ha sido la que le ha sacado mucho más partido, quizá ha sido una lectura más reposada y entendida. He saboreado ‘La recherche’ de Proust, etc, pero cada día me privan más las lecturas de artículos breves y ensayos con mensaje.
Imagino que por educación, reprimirás el decir ‘la que me ha caído encima’, no tengas inconveniente en manifestarme si estas letanías te son agobiantes, lo que algo de mi ego me hace ver es que si les echas una ojeada. Hasta me gustaría recibir alguna crítica.
Yo sostenía que por algunas situaciones de mi profesión, fui varios años director de una sucursal bancaria en Madrid. Estaba situada en el Madrid de los Austrias, donde tanto tipismo de restaurantes abundan en sus callejuelas. Sin pretender publicitarles, en la calle Cuchilleros y siguiendo casi un orden, estaban Las Cuevas de Luis Candelas, Botín (el llamado restaurante más antiguo del mundo), ya en Puerta Cerrada, Casa Paco (Paco el Chulo), y luego en la Cava Baja, La Posada de la Villa, El Schotis, Julián de Tolosa, La Chata, Lucio y Esteban. Que perdonen los no mencionados pero es mucha la abundancia, muchos de sus propietarios fueron clientes míos de más o menos trato. Yo frecuentaba esto lugares con clientes míos en estas comidas llamadas de negocios. Ello me dio lugar a conocer a mucho público típico del ‘famoseo’ y farándula del momento, al igual que muchos jugadores de fútbol, encima en la Plaza del Conde de Barajas, había unos antiguos estudios de grabación y doblaje de cine, con lo cual todavía incrementaban mis posibilidades de ver caras conocidas. Jamás solicité autógrafo alguno, ni siquiera, comenté demasiado con otras amistades el que yo conociera a estos ‘personajes’. Almorcé en diversas ocasiones con muchos de ellos. Conversaciones insulsas, cuchicheos entre ellos, desprestigios, denotaban, en ocasiones, la suerte de otros, por supuesto, inmerecida, sin ningún arrobo de que testigos presenciales escucharan tales comentarios.
Solo, que recuerde, cuatro personas en mi vida dejaron cierta huella y entendí que su prestigio se correspondía con la persona en gran parte, fueron Natalia Figueroa, Miguel Delibes, Antonio Mingote y Fernando Fernán Gómez. Tuve la suerte de establecer, como digo que su inteligencia y obra se correspondían con sus personas, no ya físicamente, sino en su trato, ahí si que colmé, en parte, ilusión de haber participado en esas tertulias. Casi todos los demás, con pequeñísimas excepciones, mejor de lejos, como tu dices.
Hablas de que los argentinos tratan de que la realidad les impida vivir de ilusiones.
Yo, desde luego, soy bastante realista, tanto que me tildan de pesimista ya que la realidad se sitúa más próxima al pesimismo.
Con cierto rubor te digo que tú eres una de las personas a las que me gustaría conocer pero, este comentario, no significa una proposición, en absoluto, yo respeto la vida de los demás, tengo la fortuna que a través de tus artículos me hago y estos comentarios me hago la idea de que dialogo contigo frente a frente, pero es como una ilusión dentro de ese realismo férreo en el que me clasifico, la excepción confirma la regla.
Estas páginas quincenales me han despertado del letargo que tenía sobre tu persona, ya he visto tus páginas web o las que hablan sobre ti. Te confieso, como suelo hacer, con autenticidad que no he leído ninguno de tus libros, hasta desconocía algunos de los títulos que he visto, he sido muy lector, ahora soy más escritor ‘neófito aficionado’. He leído mucho clásico, muchos relatos, ensayos, tres veces el Quijote, a los 15, 35 y 57 años, esta última edad ha sido la que le ha sacado mucho más partido, quizá ha sido una lectura más reposada y entendida. He saboreado ‘La recherche’ de Proust, etc, pero cada día me privan más las lecturas de artículos breves y ensayos con mensaje.
Imagino que por educación, reprimirás el decir ‘la que me ha caído encima’, no tengas inconveniente en manifestarme si estas letanías te son agobiantes, lo que algo de mi ego me hace ver es que si les echas una ojeada. Hasta me gustaría recibir alguna crítica.
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