ARENAS MOVEDIZAS: YA ESTÁ AQUÍ EL TORO XLSEMANAL 957 -CARLOS HERRERA
Siento no poder situarme como taurino, pero no por la fiesta en sí, sino por mi ignorancia, no me crié en ese ambiente y me considero un auténtico ignoto en la materia, solo manteniéndome algo a flote por el salvavidas que me arrojó ese maestro del micrófono que fue Matías Prats. Me documentó con vocablos que cuando los he utilizado ha dado sensación, por lo menos de ser aficionado. Recuerdo de esa jerga instruida taurina la suerte de banderillas que el la extendía a la de reiletes o garapullos (he tenido hasta que consultar el DRAE, para ver sí era con LL o Y). Mi escaso vocabulario taurino, se inició con sus lecciones, aprendí, nombres de pases, sus orígenes, la nominación de la res según sus características de pelaje o posición de cuernos, no se me olvida lo de ‘bizco’ o ‘corniveleto’, por ejemplo. En mi vida solo fui a 6 corridas en directo, todas ellas invitado y en las Ventas del Espíritu Santo de Madrid y me perdía buena parte de las faenas, porque la observación del público en los tendidos me distraía, con sus gritos o ademanes y por no dar la vara (nunca mejor dicho) a mi acompañante, me limitaba a ir tomando notas mentales. Luego claro he visto por TV, bastantes momentos a lo largo de la geografía española, mexicana y peruana.
También tengo que decir que asistí en plazas que se montaban en la plaza mayor con carros y estructuras de maderos que llamaban talanqueras a un par de festejos uno en Alcazarén (Valladolid) y otro en Valdenoches (Guadalajara), donde impresionaban más los mozos que los astados. Había que tener afición y arrestos para dar un par de pases en esos sitios.Mi total elogio a Carlos Herrera en su censura a la hipocresía de di-puta-dos de ciertos par-ti-dos, que posan sus antifonarios (como diría el maestro Campmany) en asientos parlamentarios tirando piedras contra sus tejados, enmascarándose en una fingimiento incomprensible y además, que casualidad, siempre pertenecen a las mismas siglas. No se darán cuenta que en sus propios partidos hay auténticos entendidos y aficionados que para nada comparten esas declaraciones y gestos de mal estilo y peor ejecución. Nunca mejor utilizado Carlos el término ¡gilipollez!. ¡Gilipolluá! Que diría Luis Sánchez Polack.
Para colmo como rematas el artículo, con la belleza de un muletazo de izquierda, aunque solo fuera por eso, hablando de izquierda, deberían respetarlo, pero yo creo que es que no saben distinguir entrambas manos. Lo dudo.
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