MIS RINCONES (16/01/06)

Ayer (domingo 15) Juan Manuel de Prada en el XLSEMANAL en artículo titulado ‘Inflación deportiva’ censuraba, con toda la razón, la influencia mediática hasta en ciertos aspectos de dudoso arte deportivo, como por ejemplo son los ‘rallies’ de coches y motos, singulares carreras entre dos puntos a las que se dividen en etapas de complicados trazados, bien pues si aquí en España no hubiera salido un tal Carlos Sainz que ha dominado estas pruebas en muchas ocasiones, nadie, aquí, se hubiera ocupado de los seguimientos de estas carreras por esos circuitos programados para el riesgo. No digamos si se produce una picazón de cierto tono en los genitales de Raúl o Beckham o Ronaldo o Ronaldinho, etc. Esta situación produce y provoca la portada de apertura hasta del telediario de TV nacional de máxima audiencia que es el de las 9 de la noche, se muestra gran preocupación por ello, toda la semana se hace un seguimiento del caso y al final el ‘tristemente afectado por tan terrorífico problema’ termina jugando, pero esto a mantenido en ascuas a una buena parte del público, ha producido la venta de numerosos ejemplares de diarios deportivos, de gran seguimiento y con este tema de ‘importancia vital’ se soslayan auténticas noticias de consideración y preocupación.
Si conseguimos encabezar con un autóctono la lista de algún deporte, todo son parabienes, elogios, felicidad, eso sí, si no se consuma éxito, al primer síntoma de fracaso tiran al ídolo de barro que crearon y empiezan los comentarios de ‘no si ya se veía venir, lo único que les importa es el dinero, etc’. No me hacían falta estos comentarios, siempre pensé así. ¿A quién le importan, excepto a algunos vascos, los ‘aizkolaris’?. Es una tradición, tiene su interés, pero hay que haberlo vivido de siempre en ese medio. ¿A quién los importan los castellets, esas torres humanas que montan Cataluña? Pues a ciertos catalanes que lo vieron desde su nacimiento. Así me podría extender por cada comarca de España. Tengo que reconocer que Madrid, al ser muy diverso, muy cosmopolita carece de unas tradiciones de arraigo, eso no es ni bueno ni malo. El aurresku, la sardana, la sevillana, la jota, la muñeira, tienen auténticos seguidores, son sus tradiciones, el soso schotis madrileño de dudoso origen solo les importa a cuatro personas mayores que pretenden presumir de un ‘casticismo absurdo’, porque adueñarse de la palabra castizo es desconocer que la casta es palabra aplicable a la gente de cualquier parte del mundo, es la identidad de la raza de los pueblos.
Soy muy respetuoso con las tradiciones de cada lugar, pero no me gusta que de ello se enarbole bandera como si esa tradición fuera un síntoma de superioridad. De ello ciertos políticos, se aprovechan, para realzar nacionalismo radicales. Aprendamos todos, todos que somos ciudadanos del mundo y seremos menos orgullosos y más equitativos.
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