PASEO VESPERTINO (DOMINGO 20/11/05).
Un breve paseo separa mi casa de, llamémosle, mi bar. Tarde de domingo, por tanto, otoñal, son las 19 horas pasadas. Como todo acompañamiento llevo una bolsa de plástico que contiene la deteriorada funda de mis gafas de lectura y escritura, mi inseparable y ‘elegante’ bolígrafo (no me canso de elogiarlo),, un tipo de monedero que sirve como protector y funda para mi reciente adquisición musicológica del MP3. El ejemplar actualizado de la revista XLSEMANAL y un libro de Alfonso Vázquez-Figueroa “TUAREG”. Estas son mis opciones para escoger cuando me siente en la mesa del local. Frío seco, sin viento, la calle ya está alfombrada del amarillo color de las hojas caídas, todavía limpias, es todo un paisaje otoñal. No sé porque a algunas personas el otoño les resulta triste, para mí es como el preludio de la renovación próxima, lo que contenían los árboles ya han dado su juego y se preparan para engendrar nuevos brotes en el momento adecuado. El otoño en la vida de una persona quizá sea diferente, pero mirando desde la perspectiva que vio la primavera y la puede seguir admirando, que ya disfrutó de su verano, pero puede seguir participando, siempre quede el consuelo de la senda conseguida y la que queda por realizar. Eso lo opina alguien a quien tachan de pesimista.
Como digo domingo tarde, los partidos de fútbol con mas interés se disputaron el sábado por la tarde con lo cual las calles mas bien solitarias y el poco bar tampoco tiene mucha animación, todo ello me provoca relajación. Mi bolígrafo se pone en marcha y unas letras pequeñas en hilera occidental simulan una procesión ordenada de hormigas. Música reposada de mi MP3 me acompaña. Ahora lo hace “Woman in love” (Mujer enamorada) que entona con su especial maestría y elegancia Barbra Streisand.
Mis paseos, casi organizados, por XLSEMANAL me sitúan de diversos paisajes y comentarios. Hoy, después de la escandalera que genera un partido de fútbol entre R.Madrid y Barcelona, esto parece casi un paraíso. Ayer, disimulada e irónicamente, desde un rincón estratégico sonreía estoicamente viendo el ‘repaso’ que mi equipo, el Barça, dio a esa extinguida, efímera y prepotente galaxia que dirigida por un prepotente manipulador financiero para fines propios el Sr. Florentino Pérez. Claro que es verdad tampoco derrocho simpatía especial por el Sr. Laporta, barcelonés. A mí me gustan los colores que representan los clubes con los que de niño inicié mi afición por lo que en su momento se consideró un deporte, lo de ahora es todo negociable y no me gusta entrar en esa participación.
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