Hoy, y otras veces, estando en el bar, en ese momento, llamado el aperitivo, previo a la comida que como costumbre hacemos en ese bar los sábados, un conocido, persona de edad, nos salude y luego despide a mi mujer y a mí, con un hola y adiós ‘parejita feliz’. A la persona y a otras, les damos el pego porque efectivamente damos esa impresión. Claro no somos los únicos, ni mucho menos. Intuyo que de estas parejas hay muchas porque en observancia sobre temas de comentarios que suscitan en torno a internet y en relación con juegos compartidos y de entretenimiento hay cantidad de relaciones afectivas extramaritales, que en su vida real, aparentarán normalidad pero, que nadie me venga con milongas, término guacho argentino, cuando hombres y mujeres comparten a menudo partidas como pareja, poco a poco se va tejiendo una malla al estilo de la tela de araña y se van estableciendo afectividades que, en principio, no es que tengan otro sentido que el del comentario, pero nadie me negará que en esos comentarios se van tejiendo un incremento de relaciones y como además las parejas con los años se erosionan, establecen como un complemento que ni una mismo se llega a dar cuenta del todo hasta que desea esos encuentros. ¿Por algo será?. Esas nuevas y continuadas relaciones, por virtuales que sean van fomentando una confianza que más de una ocasión supera al platonismo de amor recién nacido, ya digo complementario, pero amor al fin y al cabo y si me extiendo mas puede llegar hasta a haber apasionamiento. Cuando hablaba de ‘comentarios ignorantes’ era porque está el incrédulo que dice que esas relaciones no sirven para nada que no hay otra cosa que no sea el directo, pero son ilusos carentes de imaginación y además estos despreciativos de estas circunstancias, normalmente, no se suelen comer ni el agujero del donut o a rosquilla.
Retaría a cualquier presuntuoso a saber que el amor ya se manifestó, profundamente a través de misivas y cartas y eso que éstas se retrasaban en ocasión hasta mas de un mes y fueron producto de historias románticas y literarias dando lugar a amores virtuales que resultaron ser ejemplos de pasiones desaforadas.
El tiempo hoy es más rápido pero al amor se le puede hacer reposado
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