EL TEMIBLE ESTRÉS POSTVACACIONAL
Ya estamos llegando o hemos llegado casi todos, por lo menos la gran mayoría. Septiembre sigue siendo vacacional pero muy distante de los consabidos julio y, sobre todo, agosto. Nada nuevo descubro. Ayer se inició la 'política' de puertas abiertas, me refiero a los establecimientos comerciales de todo tipo.
En los bares, como sitios de charla y reunión, enfrente de una espumosa cerveza, los comentarios de lo acaecido en días atrás, se parece mucho a cuando oyes hablar a cazadores. Como anécdota, sobre esto, un chiste muy antiguo. En un grupo de cazadores uno había regresado de un safari, los demás que se dedican al conejo, liebre, perdiz, etc. le requerían noticias de su 'aventura africana', él, se explayó diciendo que vio aparecer un león con una melena abundante y que mediría unos 10 metros, los otros le replicaron y le dijeron que habían visto buenos documentales y que jamás este 'rey' tenía tales proporciones, el cuestionado hijo una rebaja a 5 metros por lo menos y, poco a poco, se vio obligado a precisar más y para acortar, les dije bueno lo que si es verdad es que no vi ningún león pero había un olor a ese felino, impresionante.
Pues esto son la vuelta de las vacaciones, las grandes reuniones de chiringuito, marisco del mejor y pescado con olor a mar, eso
si, un pastón pero, por una vez, total, no solo de pan vive el hombre. Ahora las tarjetas vuelven desgastadas y sin fondos y encima 'lo caros que son los libros, deberían ser gratuitos y para ello que nos suban los impuestos a todos, los viejos, los solteros, los que no tienen hijos, etc., eso sí no son tan caras las deportivas Nike, Adidas, los chándales etiquetados, mi hijo no va a ser menos que los demás.
Y ya por último, ese peligroso virus que se acrecienta cada año y es muy contagioso, el STRESS POSTVACACIONAL, ¡qué ansiedad provoca la reincorporación! Los psicólogos, sacando tajada, les está creciendo la clientela. Toda la vida, cuando hemos retornado de unos días de vacaciones aunque fueran mayormente en la propia ciudad y sin hacer excesos, no estaba el horno para muchos bollos, la integración al 'curro', provocaba siempre algo de pereza, el madrugar, el meterse en metro y autobuses atestados, no hacían falta saunas, te metías en el metro y aparte de ser exprimido con más saña que un limón, manosead@s, sobre todo las hembras que se llevaban la mayor parte de las huellas dactilares y por no decir otras cosas groseras pero es que las vi, con ese pleonasmo tan corriente, 'lo vi con mis propios ojos', claro es Pero Grullo, no lo vas a ver con otros. Soportabas los hedores hediondos de las sobaqueras levantadas para sujetarte a barras, etc. que más voy a agregar.
Pues yo creo que no existían ni psicólogos, ese rechazo se curaba al llegar al trabajo y ver todo lo que se te venía encima, no daba lugar a pensar en ñoñeces.
Ayer ya fue el colmo, oí en la tele que hay empresas que han puesto ha disposición de trabajadores un equipo de asesores psicológicos, porque, al menos durante 15 días las estadísticas dicen que sus empleados rinden como mucho el 50%.
Vosotros opinaréis pero creo que no exagero un ápice
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