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GRANDES EVENTOS DEPORTIVOS

GRANDES EVENTOS DEPORTIVOS Hoy París acoge la final de la Liga de Fútbol de Campeones, nombre que altera la composición de una competición donde, efectivamente, juegan Campeones de Liga, pero también juegan segundos, terceros y hasta cuartos dependiendo del país y de su poder económico mezclado con una complicada fórmula que va otorgando puntos según sus equipos quedaran clasificados en competiciones europeas de los últimos años. Claro interesa ver más a un cuarto equipo de liga inglés o español, que al propio Campeón de Estonia, en una palabra agravios comparativos. Entonces se puede dar el caso que la final la jueguen dos equipos que no fueron los Campeones de su país, a través de las eliminatorias previas. En este caso el Barcelona si lo fue de España, pero su oponente el Arsenal, no lo fue en Inglaterra. Yo, precisamente, soy del Barça. Aunque nacido en Madrid pero el pasar mis años infantiles en Barcelona influyeron para mí decanto por los culés, además, particularmente, entiendo que cada uno se apunta al equipo que por cualquier circunstancia le caiga más simpático. Esto es como si por ser de Madrid, no pudiera comer bacalao al pil pil porque es receta vasca o paella, por ser de origen valenciano. Es más es hasta curioso, cuando yo entré en Banca a trabajar la entidad se llamaba Banco de Madrid, pero todo el capital y los del Consejo de Administración eran catalanes.

Entonces por supuesto que deseo gane el Barça. Pero lo que no comparto tanto es la locura que entra sobre la base de un hipotético triunfo. Sirve para rotundos desmadres de aficionados irreflexivos que arrasan con todo lo que pillan a su paso, rompen escaparates, destrozan farolas, rompen el mueble urbano, queman contenedores, en una palabra una marabunta de esquizofrénicos. Yo no digo no haya una sensación de alegría, un brindis, bien interpretado, pero no borracheras y vomitones por doquier. Odio las excusas de los furibundos que se aprovechan de un triunfo para forjar una recalcitrantes y gamberras exhibiciones.

Pero ya se ha convertido en norma, sean coches, motos, atletismo, etc arrastra a esas demostraciones desmesuradas de barbaridades.El éxito, es normal, se disfrute, pero con alegría moderada y sensatez suficiente para no caer en la tropelía.Este artículo lo escribí a priori del partido, ahora en el momento de lanzarlo el Barça consiguió, no sin dificultades su objetivo, pero yo no he roto mi ordenador, solo lo utilizo para darnos la enhorabuena a sus seguidores y admiradores del buen juego realizado en el año. Ya se sabe, la Biblia lo dijo lo de ‘las vacas gordas y las vacas flacas’. Hay que coger los tiempos según vienen.

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