D.ANTONIO MINGOTE - XL SEMANAL 963
Le confieso que con los años me fui transformando y además, curiosamente, como un aficionado a interpretar canciones, en reuniones de amigos, creo que le llegué a imitar con cierta soltura en voz (me faltaba algo de potencia, además autodidacta) pero igualmente en la afectación de sus movimientos interpretativos. En modesta anécdota, estando en una cena de esas llamadas de negocio, yo era bancario, en un restaurante de la Cava Baja, llamado Esteban, amigo y cliente, al finalizar la cena y en sobremesa, ya me conocían y me hicieron hacer una demostración. Fue algo gracioso, los diferentes grupos de extranjeros que estaban en el local, debieron pensar que era una animación añadida y me dejaron sobre la mesa varios dólares, conservo un billete, como sueldo de aquel remedo de artista. Ya para rematar le diré que visité sus exposiciones de la Biblioteca Nacional y después en el Centro Cultural de Colón y que a veces mediante la prensa gráfica y otras mediante la digital, busco mi primera sonrisa del día en su ocurrente e inacabable, Dios no lo quiera, viñeta.
Gracias, D.Antonio.
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