Liberalidad dentro de un orden

Cada cual está en su derecho de ejercer y desarrollar su voluntad. A eso le podemos llamar libertad. Pero tantas veces la libertad de una persona debe atemperarse a la convivencia compartida que parecería que eso no sería verdadera libertad.

Pues mi punto de vista es que cuando dos personas comparten un ‘nido’ cada cual debe guardar unas formas de respeto compartido, porque claro si cada uno realiza lo que le viene en gana, vamos lo que en cualquier momento le pide el cuerpo, difícil será un entendimiento total si cada uno discurre por cauces de diferente conducto, diferenciados. Y que nadie me venga con que en momentos cumbre se entiendes bien, a la perfección si después precisan de convivencias complementarias virtuales o directas cuando les apetece salirse de su rutina.

Concibo y comprendo la erosión de relación de pareja, los años no pasan en balde para nadie, todo va bien, pero algún aire renovado, incluso imprevisto, sin pretensión de búsqueda, surge repentinamente y anima situaciones y crea motivaciones. Ahora no admito hipocresías que me digan que son simples relaciones amistosas sin otro motivo ni fin. Y a esas relaciones ¿sé les recibe con ilusión, alegría y brazos abierto?. ¡Venga ya! Algo hay en ese fomento y concordancia ce comportamientos y compartimientos.