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MIS INICIOS TRÉMULOS COMO BLOGUERO – 15/06/2012

MIS INICIOS TRÉMULOS COMO BLOGUERO – 15/06/2012

 

Nací un mes de junio del 44. A los 6 meses, por motivos laborales de mi padre, me llevaron a vivir a Barcelona. Para aquellos tiempos Barcelona era la puerta de Europa a España. Ciudad moderna, laboriosa, emprendedora, el puerto más grande de España, ciudad con el lógico casco antiguo, en el que se albergan los principales monumentos antiguos, la catedral de estilo gótico, la Iglesia de Santa María del Pino, conocida como iglesia del ‘Pi’ (pino en catalán). Para no hacer una autobiografía iré al grano. Empecé, todavía en Barcelona a ir al colegio a los 7 años, mi madre estaba algo delicada de tipo nervioso y para no tenerme que llevar, mi padre, autodidacta, pero bien formado me enseñó lo más básico y cuando fui al colegio mi preparación estaba al nivel de un niño de 9 años. Entonces estuve solo unos meses y nos volvimos a Madrid, el trabajo de mi padre en la Ciudad Condal había, concluido.

Era marzo del 53. Me apuntaron a un colegio en la calle Ferrocarril, innominado, era el colegio de D. Santiago, hombre orondo, de buena enseñanza. Un único libro, un tipo de compendio enciclopédico nos servía para tocar todos los ‘palillos de las materias normales’ pero, no sé como , en el 54, antes de cumplir los 10 años aprobé el ingreso a Bachillerato en el Instituto San Isidro y ya en septiembre inicié el primer curso. El colegio no tenía preparación para clases bachillerato y un estudiante a los 4 que iniciamos el 1º curso nos dio las clases. El resultado fue que en junio del 55 aprobé con algún notable y mayoría de aprobados y dos suspensos que superé en la convocatoria de septiembre. El año siguiente 2º de bachillerato, transcurrió igual, me quedaron dos para septiembre y también las aprobé pero mi padre me matriculo en un instituto oficial, el Cervantes, por entonces en la calle de Fortuny (Hoy en la glorieta de Embajadores) para iniciar 3º, tenía que empezar el día 13 de octubre pero mi padre, repentinamente, por un derrame de páncreas, con 49 años y sin ningún antecedente de enfermedades falleció justo en 4 días y fue el 1 de octubre.

Yo vivía en la calle que nací, la de Ciudad Real, enfrente del cuartes de la Guardia Civil y para ir al Instituto tenía que coger el tranvía 45 en la calle del Ferrocarril y bajarme en una parada posterior a la plaza de Colón.

Era un buen instituto, había sido un colegio alemán de alto standing y se lo cedieron al gobierno español. Contaba con los mejores adelantos, incluso de los colegios de pago de la época. Teníamos un gimnasio con todo tipo de aparatos al uso, laboratorios con microscopios e incluso, en aquellos tiempos, tizas de diversos colores para escribir en los encerados. Los pupitres de buen acabado y buena madera, era monoplaza, minoría y biplazas la mayoría.

Ahí Adolfo, se planteó que sin padre y con una madre inteligente pero no versada en estudios tuvo que plantar cara y codos, ese 3º curso acabó con alguna matrícula de honor, varios sobresalientes y solo un aprobado en gimnasia.

Cuando inicié 4º, por las notas obtenidas, me dieron beca para no pagar asistencia y beca para libros y 4.000 pesetas para ayudas complementarias. De ello mi madre hacía buena administración y me compraba algo de ropilla o telas y me hacía ellas las cosas, me tejía jerseys y alguna sandalia o zapato y quedaba algo para ayudar a la comida del hogar ya que solo entraba una mísera pensión que le dieron a mi madre y un modestísimo sueldo de mi hermana 10 años mayor que yo.

En 4º, las notas fueron elevándose, ya era el número 1 de la clase porque nos colocaban primero a los matrículas de honor por número de ellas, no abandoné ese puesto hasta acabar 6º del Bachillerato Superior, en 5º tuve que elegir entre ciencias o letras. Opté por las ciencias porque le veía más salida pero compartíamos alguna asignatura. Hicieron un concurso sobre una poesía épica dedicada a la vigente guerra de Ifni y gané lo que me reportó un premio de un lote de 5 libros y 4 días de viaje para hacer la Ruta del Quijote.

Pensé que sería mejor buscar trabajo (había un dinero destinado a mi en una cartilla para ir a la universidad pero no me pareció justo que mi hermana se quedara sola en lo de ganar dinero) así que en 3 meses hice un curso de contabilidad y entré con cerca de los 16 años en la más famosa empresa de ascensores de la época de auxiliar administrativo, con 19 años era subjefe de sección. Pero hice oposiciones a la banca, se ganaba bastante más y me permitía iniciar una carrera que ya no existe, Profesorado Mercantil, equivalente en la actualidad a Administración de Empresas,

De 500 aspirantes, aprobé en el Banco de Madrid, con el número 1 y entré en el departamento de contabilidad, con 23 años me hicieron una escala de jefe y me convirtieron en comercial, con 25 fui de interventor a una sucursal y con 29, director de la sucursal que se iba a abrir en Cáceres. Estuve solo nueve meses porque me reclamaron en Madrid para la sucursal donde había sido interventor, en la calle de Toledo y ahí ya estuve 12 años de director y otros 6, cerca de la Castellana, luego pasé a Banesto, tuve que aprender inglés comercial para el departamento de tesorería y a los 55 me prejubilaron.

Como se ve lo mío fueron los números pero siempre leí mucho, escribí e hice crucigramas, todo relacionado con letras.

A través de Internet me enteré que se podían publicar relatos en unos sitios llamados ‘blogs’ o’bitácoras’ y en abril del 2005 inicié mis escritos. Los escribía en un rincón del bar Montuirí de la calle Divino Vallés y siempre en ‘servilletas’, así les llamé, tengo más de 4 cuadernos y 500 servilletas sin publicar porque no soy demasiado constante pero mi afición me instiga a salir a ‘pasear’ en mi blog de vez en cuando y también colaboro en un periódico digital del distrito de Arganzuela.

Recientemente, en el bar Hermanos Jiménes, una jovial clienta llamada Pura y próxima a entrar en su novena década me ha puesto un apelativo, ‘EL ESCRITOR’, en honor a ella y a su amiga Segunda acabo de escribir estas palabrillas.

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