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QUIERO INICIAR EL MES DE ABRIL CON ALGO BONITO- 01/04/2012

QUIERO INICIAR EL MES DE ABRIL CON ALGO BONITO- 01/04/2012

Poca o escasa va a ser mi aportación, se que de Ana y el Rey de Siam, se versionan 3 películas el 46, el 712 y el 99.

La historia que nos cuenta Cristina le confiere delicadeza y ya en 1867 se ve como una persona culta y correcta es capaz de cambiar el costumbrismo atávico de un país.

Cala tan hondo en el heredero que Siam, hoy TAILANDIA, ‘retoca’ todo lo acostumbrado. Suspende la esclavitud, la poligamia y la postración ante el Rey.

De esto se desprende cómo nos cuenta la catalana Cristina, periodista, fotógrafa y escritora que con ‘armas de mujer’y tenacidad por bandera, es como aquello de que la fe mueve montañas, no comparto mucho este dicho porque yo, como el apóstol, tuvimos al famoso y culto Tomás de Aquino, obispo de Hipona en África el autor de las famosas Confesiones, pues se dice del apóstol que Jesús le recriminó a Tomás por su poca fe que necesitó ‘ver para creer’, yo soy de ese bando.

Y ahora os dejo con el artículo de Cristina, a disfrutarlo.

Ana y el Rey

Ana y el Rey, por Cristina Morató

MUJERHOY - Cristina Morató 31/03/12

ESCRIBO ESTAS LÍNEAS

desde la terraza del mítico hotel Mandarin Oriental de Bangkok, construido hace ya más de un siglo a orillas del río Chao Phraya. Fue, y lo es aún, el hotel más suntuoso de la ciudad y toda una leyenda por lospersonajes que se alojaron en él. En el Oriental pernoctaron distinguidos clientes, miembros de la nobleza, estrellas de cine, escritores y viajeros. Por aquí pasaron, entre otros, Somerset Maugham, Joseph Conrad o Graham Greene, que han dado su nombre a las suites que se conservan en el edificio antiguo, conocido como Ala de los Autores. Unos años antes de su inauguración, en la primavera de 1862, llegaba a Bangkok una institutriz inglesa, viuda y sin recursos, que revolucionaría la corte de Siam. Se llamaba Anna Harriette Leonowens y viajaba en compañía de su hijo Louis y una montaña de baúles para hacerse cargo de la educación de las esposas, concubinas y 67 hijos del rey Mongkut.
DESDE EL PRIMER MOMENTO su relación con el monarca fue tensa y distante. El rey de Siam, hombre inteligente y un gran erudito, tenía entonces 57 años aunque parecía un anciano y cojeaba a causa de una parálisis provocada por un ataque cerebral. A medida que pasaban los meses, la dama se creyó en el deber de cambiar la situación humillante en que vivían las mujeres del harén y los esclavos. A su manera, emprendió una auténtica cruzada contra estos males que la horrorizaban sin tener en cuenta que el rey Mongkut ya tenía en su mente importantes reformas que llevaría a cabo su sucesor. Tras cinco años en la corte de Siam, la institutriz se despidió con tristeza de sus pupilos y abandonó el país. Su relación con el rey era insostenible y se encontraba delicada de salud. En 1870 publicaría su libro autobiográfico, “The English Governess at the Siamese Court” (“Una inglesa en la corte de Siam”), que se convertiría en un inesperado éxito de ventas.
HOLLYWOOD ha llevado hasta en cuatro ocasiones a la gran pantalla la historia de esta intrépida maestra basándose en su aclamada autobiografía. La versión más reciente la protagonizaron Jodie Foster y el actor Chow Yun Fat en el papel del rey Mongkut. Lejos del empalagoso romanticismo que impregna esta película, donde incluso la señora Leonowens se permite enseñar a bailar un vals al monarca, su estancia en palacio no fue un lecho de rosas.

NUNCA REGRESÓ a Tailandia y tras abandonar el país en 1867 se convirtió en una combativa defensora de los derechos de la mujer. A la muerte de Mongkut en 1868, le sucedió en el trono su hijo Chulalongkorn. Durante su reinado, el que fuera alumno aventajado de la inglesa transformó el país en un reino moderno del siglo XX. La aventura de la señora Leonowens en Siam duró solo cinco años pero sus ideas sobre la libertad y la dignidad del ser humano calaron muy hondo en el joven príncipe quien abolió la esclavitud, la poligamia y la antigua costumbre de postración ante el rey. La historia se ha olvidado de ella pero nos quedan sus apasionantes memorias que nos trasladan a un mundo cargado de exotismo donde la belleza y la extrema crueldad se daban la mano.
(Foto: escudo de Tailandia)

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