INAUGURACIÓN PERSONAL-25/01/2011
Me dedico un artículo de protagonismo, perdón, pero creo que en mi simpleza de comentario que voy a realizar, algo de ello nos ocurre a todos y, sobretodo, a partir de determinadas edades. Hoy, después de tiempo que lo precisaba, he ido a recoger unas gafas en la óptica donde las encargué, tienen como objetivo mejorar mi visión a distancia, tiene un nombre técnico pero no viene al caso, con lo que digo nos entendemos todos. Para cerca, es decir para leer y otras circunstancias de esta precisión, cuando tuve 46 años me hice las primeras. Eran un modelo a la época pues esto hace unos 20 años. Cristales grandes y montura metálica, las empecé a utilizar porque en mis múltiples lecturas de diarios, circulares normativas del banco donde trabajaba y mis lecturas de libros en los autobuses de ida y vuelta al trabajo, cuando ello era posible, sobre todo a la vuelta a casa, recorría una línea de principio a fin, aquí en Madrid, la línea 27 que sigue existiendo, Plaza Castilla- Glorieta de Embajadores. Calculo que el trayecto sea de unos 12 kilómetros, tenía un buen servicio y como lo cogía en cabecera de línea encontraba asiento para poder ir hojeando el libro del momento. Un famoso e irónico escritor gallego, Wenceslao Fernández Flórez, escribió un librito ‘Para leer mientras sube el ascensor’, en él tocaba breves y diversos temas jocosos y de curiosidades pues yo llevaba libros (Para leer viajando en autobús). Con el tiempo y cuando las dioptrías iban creciendo fui necesitando aumento de graduación pero esto primero lo hice en farmacias y he terminado en los chinos, ya sé que no es lo correcto pero a mí me ha servido. La visión de lejos empezó a fallar hace tiempo y ha llegado el momento de actuar, luego 200€ han costeado la estructura y ‘empiezo a ver claro’, y valga la redundancia ‘claro’, pero no todo, he aumentado la precisión, la nitidez, pero sigo viendo cosas muy borrosas que no se corrigen con gafas, intuyo, sino con medidas políticas que aclaren nuestra maltrecha situación económico y de otros órdenes. Que dejen de prohibir, aquellos que enarbolaron la bandera del ‘prohibido prohibir’ y que los decretazos más próximos a un régimen totalitario a uno que presume de democrático, nos dejen de regular tanto nuestras vidas. Parece que tienen el ojo del Gran Hermano y se inmiscuyen en nuestro desenvolvimiento hasta íntimo. Prohibiciones que, únicamente, sirven para que Juan Español (el pueblo de a pie) se ‘distraiga’ de asuntos más importantes y de mayor relieve, por ejemplo la crisis, el paro, etc. Denegar el derecho a fumar, equiparar al fumador como un pernicioso y vicioso, mientras que otras adicciones que conllevan peligro, las de los drogadictos (capaces de robar y asesinar por conseguir su dosis). El fumador y el alcohólico, son dos adictos, no por ello, delincuentes, (parto de la base que dejé de fumar hace 14 años y era fumador de 3 paquetes diarios pero no soy el recalcitrante que se retira y no tolera que otros fumen cerca de él, cuando yo y otros compañeros parecíamos indios compartiendo la pipa, no sé si de la paz, eso no lo recuerdo), entiendo el derecho del ‘no fumador’ o con eufemismo ‘al pasivo’ pero, hay medios suficientes para delimitar espacios para ambos. Fuertes aspersores, cabinas separadas dentro del local. Hace unos años, se hicieron inversiones fuertes en adoptar unas medidas que paliaran esto y resulta que ante tal tajante prohibición esas medidas aprobadas en su momento hoy carecer de valor. ¿Quién resarce ahora a esos grandes y modestos empresarios que cumplieron con una normativa?, ¿A fondo perdido todo?. NO es justo, casi nada es justo. Antes de decretar hay que mirar los puntos fuertes y débiles, no es muy concebible que en el bar donde se prohíbe fumar existan máquinas expendedoras de tabaco y recaudadoras de impuestos. Que en espacios al aire libre, parque y jardines donde haya juegos infantiles haya que distanciarse considerablemente para poder echar esas caladillas, no considero tal. La ‘seta’ que cubre Madrid por ejemplo, mayor que las atómicas de Hiroshima y Nagasaki, son más contaminantes que los humos de nicotina y alquitranes. Esa ‘seta’ se forma por el humo de calefacciones, polígonos industriales que fabrican y sobre todo por los gases que expelen los tubos de escape. Yo nunca tuve vehículo, ni siquiera carné de conducir y a mi esos gases me han contaminado desde pequeño y tengo 66 años y que no se me diga que no es comparable el uso de un vehículo con la práctica del cigarro. Claro, una vez, depende del cristal con que se mire. Ese sufrido pasivo en humos de cigarrillos, provoca con su vehículo mucho más contaminación y no me diga que lo precisa para ir a trabajar, tenemos muchos medios públicos y además muchas veces el uso es solo por diversión, para ir de compras al centro de la ciudad, utilizamos un coche en el que nos vemos en encerronas por atascos y mientras todos soltando vapores por su tubo trasero. No continúo, al buen entendedor… y, me he pasado de precisiones con lo cual he picado, me han distraído de la crisis y en entrado al trapo aunque no sea taurino (por ignorancia, no por hipocresía que también otros están contra los toros y luego les encanta la receta del rabo de res). Estos temas sería el cuento de nunca acabar, ‘la historia interminable’ del teutón Michael Ende.
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Mari -