MIS MÚSICAS - 29/07/10

 

 

        No sé distinguir un DO de un FA, es decir carezco de cualquier conocimiento de estudios musicales ni de canto. Pero como muchas personas, por aficiones personales, nos sumergimos en mundos ’artísticos’ diferentes con más o menos acierto. A veces, encontramos una cierta cualidad o propensión que, realmente, sabemos, otra cosa es el grado interpretativo, tampoco se nos puede pedir mucho, somos meros aficionados.

        Para mi la música entra por mí oído y camina hacia el cerebro, desde ahí toma la trayectoria de irse al corazón, ya que es el apéndice circulatorio y se bifurca o se, diría mejor se trifurca, una parte a mi garganta, para poder cantar, otra a mis pulmones para graduar el volumen del aire y otra a mis pies que las ejecutan también, de una forma amateur, ya que tampoco practiqué nada de danza. Mi baile pertenece a mi idiosincrasia, sin seguimientos de pasos o reglas de terminados. Cuando canto, algo tienen que ver también mis ojos que captaron los gestos de los profesionales en la tele o en conciertos, a los que no suelo ir pero estuve en dos de Raphael, ideal por la voz y sus extremados gestos que lo caracterizan.

        Cuando interpreto algo, siempre entre amigos que conocen mi faceta y me solicitan, son masoquistas, les hago mi particular exhibición.

        Pues bien en mi platonismo, romanticismo y sensibilidad, esta tarde en ’trance’ con mi MP3, deleitándome con una canción de la gran Mari Trini, acompañada de los ígneos Trío los Panchos y el título encima ’DÉJAME SOÑAR’, ¿Qué se puede pedir más?.

        El vello de mis brazos se ha erizado, mi piel como el de un ave recién desplumada, mis ojos mecidos de ’lágrimas dulces’.

        Así soy feliz, es parte de mi forma de ser.

        Soñemos despiertos.