TEMAS FAMILIARES - 06/02/10
Un breve y nostálgico recuerdo personal dedicado a alguien muy importante para mí en el día que cumplía los años. Hoy, 6 de febrero mi madre fallecida en el 2007, hubiera cumplido 96 años. Es SANTA TEÓFILA, etimológicamente proviene del griego como tantas palabras, significa ‘ la persona que ama a Dios’, ella no solo amaba a Dios, era amante de las personas, daba todo por nada a cualquiera, no voy a decir que fuera santa, además, poco practicante religioso, no estoy muy de acuerdo con las historias hagiográficas (el estudio sobre los santos.) Como ampliación a nombres de apariencia exótica, dentro de su familia, había Cipriano, Nazario, Nicomedes, Clementa, etc.
Había nacido en Alcazarén un pequeño pueblo a 32 kms de Valladolid, en 1914, año de su nacimiento, en muchas zonas de la, entonces, según la distribución regional de España, pertenecía al reino de León (León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia) y en otras zonas castellanas y por extensión en muchas partes de España existía la tradición y, casi la obligación de poner el nombre del santo del día y existía en el pueblo analfabeto la superstición del que al no hacer eso, presagiaba mala suerte y desgracias. La iglesia y los Gobiernos de turno siempre pretenden amedrentar al pueblo con estas cosas y al haber tanta incultura eran pasto de los poderosos y así se los controlaba mejor.
Bueno pues en aquellos almanaques antiguos solían venir varios nombres de santos y si no ‘el Señor Cura’, te facilitaba esas opciones. A mí madre le ‘tocó’ TEÓFILA’, aparentemente de nombre malsonante pero de raíces griegas como la mayoría de estas nominaciones. Después hacia los 8 años fue ‘maña’, vivió en Calatayud (Zaragoza), hasta los 14 años que vino a Madrid. En el taller de camisería donde entró de aprendiza ganando un real a la semana, es decir 25 céntimos de peseta, puso mucho empeño y aparte de limpiar el taller que es lo que más hacía curioseaba como trabajaban las oficialas, a las que cayó simpática, era muy alegre y por su acento traído de Aragón, le llamaban la mañica, pues, poco a poco, le permitieron que fuera practicando y fue buena aprendiza, entre otras cosas se especializó en hacer ojales y luego a su padre y a su hermano les hacía las camisas y para su madre, su hermana y ella, hacía blusas.
¿Qué puede decir su hijo?. Prácticamente analfabeta, enseñada luego por el autodidacta de su marido, mi padre, hombre de vasta cultura para la época, llegó a ser brigada en la Guardia Civil y al final de su corta vida (murió con 49 años), llevaba de Gerente, casi 1 año, de la sucursal de la empresa vasca, GALLETAS ARTIACH’. Pues mi madre era abnegada, laboriosa. Si existe el cielo, yo soy muy incrédulo para estas cosas, tendrá un buen apartamento en la casa de San Pedro, lo merece. Y seguro que en el cielo ayudando en lo que pueda.
UN BESO MAMÁ, FELICIDADES.
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Anónimo -