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EN LA MESA DEL BAR – 22/01/2010

EN LA MESA DEL BAR – 22/01/2010

Ya estoy situado, saco previamente mis artilugios, voy a la barra, pido mi tubo de DYC con agua y rodaja de limón, algo no frecuente pero a mí me gusta.

Me conecto a mi ‘chocolatito’, mi MP3 diminuto pero audible total con las canciones que yo he elegido. Con los artilugios, gafas, bolígrafo y cuadernillo de notas me preparo para desarrollar mis ideas sobrevenidas del ámbito callejero popular. Me hacen parecer un cronista. Nada más lejos, modestia aparte, me desenvuelvo bien, no es cuestión de egolatría, proviene de afición a la observación y curiosidad, fuente de inspiraciones.

Ha llegado el viernes vespertino, destino final de la semana para los que trabajan. Los bares adquieren más protagonismo, barra y mesas se van ocupando para diversas consumiciones y tapas o raciones. Al haber más gente, el tono de voz va ‘in crescendo’ de, generalmente, insulsas conversaciones y que no se apartan del trabajo de la semana, se comentan, principalmente, cosas acontecidas en el lugar del curro. El personal está hasta los cojones u ovarios del trabajo pero, al reunirse, se vuelven a sumergir en este mar de fondo laboral. Las voces siguen, paulatinamente, su incremento, porque entre la algarabía de unos y otros cada vez se oyen o escuchan menos, aunque lo del escuchar, es harina de otro costal, las persona no somos muy propicios a atender. Yo cotilleo de esos comentarios, me sirven para tomar notas de posibles textos a desarrollar. La algarabía eleva el volumen. En esas ‘juntas o reuniones’, si hay 4 o 6, por ejemplo, todos hablan a la vez, entonces la conclusión en que ninguno se entera de lo que dicen los otros.

Yo preciso subir el volumen de mi MP3 pero como llevo auriculares a nadie molesto excepto a mis oídos que me los jodo que ya ni son ni están acostumbrados al estruendo discotequero.

Otro par de personas, cada una frente a una ‘máquina recreativa’, yo les llamaría ‘maquinas expoliativas’, no teclean sino aporrean los botones, creo que interpretan que a mayor contundencia más posibilidades tienen de conseguir premio. Estos mecanismos están programados por secuencias y son como especies de vampiros, no sanguinolentos, pues solo succionan de billeteros o monederos.

En fin, en este batiburrillo me defiendo con el desarrollo de mis observancias.

Hasta el análisis en ambiente no propicios para ciertas actividades sirven de abono para proseguir el ‘carpe diem’.

Adiós y mi sincero abrazo a todos.

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