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LA MÁS SUTIL DE LAS VENGANZAS - CARMEN POSADAS - XLSEMANAL 30/09/07

LA MÁS SUTIL DE LAS VENGANZAS - CARMEN POSADAS - XLSEMANAL 30/09/07

Su artículo:

 

La semana pasada estuve visitando el hotel que Frank Gehry ha diseñado en La Rioja para Marqués de Riscal (espectacular, por cierto) y allí conocí a Marcos. Marcos es cubano, historiador de profesión, pero trabaja como conserje y tiene la amabilidad de ser lector de servidora de ustedes. «Lo que más me gusta de usted –me dijo mientras nos atendía– es que no habla mal de los hombres.» «A veces, cuando oigo o leo lo que las mujeres dicen ahora del sexo masculino en su conjunto –añadió–, me parece que la opinión generalizada es que los hombres somos tontos, cuando no insensibles o incluso maltratadores o asesinos, mientras que las mujeres son siempre buenas, perfectas y, por supuesto, inocentes.»

Tal vez exagere mi amigo Marcos, pero lo cierto es que en la prensa, e incluso en la calle, existe hoy un cierto feminismo furibundo que resulta, cuanto menos, inquietante. Hace poco, por ejemplo, un artículo de Arturo Pérez-Reverte que hablaba de cómo las mujeres ahora son menos femeninas en su vestimenta levantó una ola de protestas de multitud de lectoras ofendidas. A mí me pareció que estaba escrito con gran sentido del humor y, por lo que recuerdo, sólo decía que tanto él como Javier Marías añoraban a las mujeres de antes. Si yo hubiera escrito un artículo similar alabando a los hombres de antes y diciendo que echaba de menos que me abrieran la puerta del coche o me trataran de forma caballerosa, estoy segura de que no se habría generado ningún bochinche. (O tal vez sí porque, ahora que lo pienso, hay mujeres que se ofenden cuando un hombre les cede el paso o el asiento en el autobús.) Yo creo, sinceramente, que con esto del feminismo estamos confundiendo el tocino con la velocidad, por no decir el culo con las témporas, qué quieren que les diga. Una cosa es que se intente compensar la desventaja histórica que hizo que nosotras fuéramos unas parias durante siglos, y otra que se mese una los cabellos por tonterías sin importancia. Como mujer que soy, y que ha sufrido igual que todas no pocos prejuicios machistas, me parece que en la actualidad existe por nuestra parte un cierto revanchismo histórico. Da la impresión de que las mujeres, por haber sido oprimidas durante siglos, ahora quisiéramos venganza. Aprovechando, por ejemplo, que muchas leyes actualmente son más ventajosas para la mujer, algunas de nosotras (y nótese bien que digo algunas) utilizan dicha ventaja para sacarle los hígados a sus ex maridos en divorcios antropófagos o alienan a los hijos en contra de sus ex parejas o recurren incluso a falsas denuncias de malos tratos. Y lo curioso del caso es que, al hacer todo esto, lo que dichas mujeres están logrando es repetir patrones de conducta masculinos, muy masculinos. Porque a lo largo de la historia, mientras las leyes y la sociedad en su conjunto eran machistas, ellos se dedicaron a meternos en la cárcel por adúlteras, a quitarnos a nuestros hijos sin el más mínimo sentimiento de culpa y hasta a encerrarnos por locas. Muchas veces se ha dicho que el mundo sería más humano cuando por fin mandásemos nosotras, porque somos más sensibles y compasivas que los hombres. Y siempre he creído que así sería. Pienso que el haber sido víctima sirve –debería servir–, sobre todo, para no repetir los patrones de conducta de los victimarios y ser más humanas que ellos.

Por eso, si históricamente el sexo masculino nos ha sometido a leyes injustas, nos ha discriminado y hasta ha escrito tratados filosóficos ‘demostrando’ que éramos menos inteligentes, más débiles y desde luego menos racionales que ellos, no hagamos nosotras lo mismo. Cuando por fin parece estar alumbrando un siglo decididamente femenino, sería bueno demostrar que, en efecto, somos más sensibles que ellos. Si Thomas Hobbes, en el siglo XVII, dijo aquello de que el hombre es un lobo para sus semejantes, demostremos nosotras ahora que la frase no puede de ninguna manera tener su correlato en femenino. Ésa sería, pienso yo, la mejor de las venganzas de nuestro sexo sobre el suyo.

 

MIS COMENTARIOS

Más de una vez he comentado  que los artículos con el tiempo, como el vino y otros alcoholes destilados van mejorando. Yo ‘ahorrador’ de artículos varios o perezoso, como ustedes prefieran, me encuentro con joyas a las que debo de aportar mi granito de arena (cuarzo, feldespato y mica) o cualquiera sabe que composición mineral lleva un simple grano de arena, solo sé que nos masajea los pies descalzos, se adapta a nuestra huella y ello hace un dermoestética de pedicura natural.  Bien pues me encontrado con este artículo que ella titula ‘LA MÁS SUTIL DE LAS VENGANZAS’  de hace unos 9 meses, todo un parto en donde relata la historia de un hotel de La Rioja, donde conoció a un historiador cubano que lee sus libros, yo me avergüenzo, mucho bla, bla, bla, pero solo me ‘aprovecho de sus artículos periodísticos’ en una palabra un parásito para ella poco productivo, algo si, por que si nadie los leyera, estos perdería sentido pero por aquí sé de sobra que tiene muchos adeptos. Claro un libro, supongamos 20 o 25 € nos cuesta mucho invertirlos en letras sin vencimiento, es decir, que no te van a devolver el dinero por leerlo, cuando venza el plazo, fui bancario (y esto no se pasa). Me paso por la Cuesta Moyano en Madrid, pero nunca encuentro chollos y menos si tienen nombre conocido o de éxito.

Le dijo Marcos el historiador que le encantaba que no hablara mal de los hombres. Eso, no quiero quitarle sus palabras pero lo agradecí hace mucho tiempo. Hombres malos, claro los hay y mujeres malas, no tiene que haber enfrentamiento de sexos sino entendimiento, eso busca la pareja, católica o de cualquier signo religioso, impera al principio el amor, luego circula la comprensión, ésta casi mejor que el fuego del amor que no deja de ser fuego, lo otro es rescoldo y mantenimiento.

Yo también leí el artículo de Pérez Reverte. Una feminista ofendida no es más que odio. De acuerdo la historia ha demostrado un mal trato generalizado a la mujer, pero la mujer, ha ido sabiendo llevar bien sus naves y empieza llevarlas mejor que el hombre. Me encanta que las chicas de selectividad saquen notas superiores a las de los chicos, solo por demostrar su capacidad mental. ¿Menos cerebro?. ¿Quién dijo eso?. Más tenacidad, amor propio, orgullo. Maravilloso. Igual que el comentario de Javier Marías. No estoy muy de acuerdo en que éste añore a las mujeres de antes. ¿Qué quiere decir, que eran más dóciles?. Eso no lo comparto, ni la mujer debe ser una cascarrabias, ni una fiera, no comerle el coco a la pareja pero si establecer un sistema de cierto equilibrio de convivencia, tiene más capacidad para ello.

A mi me ha encantado ceder asientos en metro y autobuses, lo he hecho muchas veces, pero no tantas porque cuando yo era joven de momento no ocupaba nunca asientos y si lo hacía era por eso, para demostrar elegancia, dejarle el asiento incluso a una mujer más joven que yo y que me sonriera, sigo siento un platónico, ahora cuando voy sentado me veo diferente a duras penas veo a una mujer embarazada o mayor o con niño en brazos y le dejo el asiento, pero no voy a llevar un cartel como un vademécum de enfermedades que acumulo y explicando mis múltiples incapacidades.

Olvidemos el paso, esa desventaja histórica, y como decía Karina ‘olvidemos el pasado y volvamos al amor’. Si como dijo Thomas Hobbes en el s.XVII que el hombre era lobo de su semejantes, no esperemos que la mujer ahora nos devore. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

Gracias Carmen por hacerme partícipe a este comentario.

 

 

 

 

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