Sr. Camacho, leído su artículo, bueno no me suelo perder ninguno, me parece que en esta ocasión ha picado usted. Posiblemente, por su puesto de comentarista, se vio obligada a presenciar esa zarabanda organizada de las 100 preguntitas ‘a pecho descubierto’ ¡Qué valor!. Yo, malpensado, siempre creí que la mayoría de las entrevistas sean a quienes sean están preparadas y acotadas, “tu vas a preguntar... y yo voy a responder...”. Claro, para disimular algo siempre tiene que haber alguna cuestión, tenga más o menos importancia, capciosa para dar un mayor tinte de verosimilitud. Yo me zafé, no me fue difícil, del sainete, prefiero los de Carlos Arniches, no quise oír, ya no digamos ver, nada de lo que se cocían en esas ollas y pucheros, aunque, al no verlo, tengo poca opinión por eso la frase de ‘lo importante es participar’. Pero sabía que entre las 100 preguntas iba a ver más de una inocente y chusca, que calara en el populacho y fuera comentario de bares, de eso se trataba. Yo entiendo perfectamente que un presidente no sepa el precio de un café, ni maldita falta que le hace, ese o tras muchas cosas corren de nuestra cuenta. Pues repito, solo he oído hablar de los famosos 0,80 céntimos. Para mi, ni siquiera es una pregunta y por supuesto no es malintencionada, todo lo contrario. Era natural que entre los 100 elegidos para el cuestionario no hubiera ‘broncas’ como yo, no estaba la cosa para cerbatanas envenenadas con cicuta. ¿Le preguntó alguien si se creía Jesucristo por redimir a tantos asesinos y ladrones?. Seguro que no.
Sr. Camacho, leído su artículo, bueno no me suelo perder ninguno, me parece que en esta ocasión ha picado usted. Posiblemente, por su puesto de comentarista, se vio obligada a presenciar esa zarabanda organizada de las 100 preguntitas ‘a pecho descubierto’ ¡Qué valor!. Yo, malpensado, siempre creí que la mayoría de las entrevistas sean a quienes sean están preparadas y acotadas, “tu vas a preguntar... y yo voy a responder...”. Claro, para disimular algo siempre tiene que haber alguna cuestión, tenga más o menos importancia, capciosa para dar un mayor tinte de verosimilitud. Yo me zafé, no me fue difícil, del sainete, prefiero los de Carlos Arniches, no quise oír, ya no digamos ver, nada de lo que se cocían en esas ollas y pucheros, aunque, al no verlo, tengo poca opinión por eso la frase de ‘lo importante es participar’. Pero sabía que entre las 100 preguntas iba a ver más de una inocente y chusca, que calara en el populacho y fuera comentario de bares, de eso se trataba. Yo entiendo perfectamente que un presidente no sepa el precio de un café, ni maldita falta que le hace, ese o tras muchas cosas corren de nuestra cuenta. Pues repito, solo he oído hablar de los famosos 0,80 céntimos. Para mi, ni siquiera es una pregunta y por supuesto no es malintencionada, todo lo contrario. Era natural que entre los 100 elegidos para el cuestionario no hubiera ‘broncas’ como yo, no estaba la cosa para cerbatanas envenenadas con cicuta. ¿Le preguntó alguien si se creía Jesucristo por redimir a tantos asesinos y ladrones?. Seguro que no.
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