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DESDE MI BUHARDILLA: ABC 09/09/06 - LAURA CAMPMANY

DESDE MI BUHARDILLA:  ABC 09/09/06 - LAURA CAMPMANY

 (Cuando quieran leer primero el artículo de ABC al que me refiero, pueden en la barra de dirección poner www.abc.es una vez entrado en la hoja digital del día pinchar en la opción  OPINIÓN, se abre una página y en la mitad de ella  verán un recuadrito que pone de nuevo OPINIÓN, ahí le pregunta que día desea buscar y le traslada al solicitado, luego ya es buscar el artículo o escritor y pincha para su lectura.)

 

Esa idea o fantasía de crear una asociación, simplemente, así de mujeres de todo tipo y condición, me resulta de buena intención. Eso de incluir famosas, desconocidas, guapas, normales y hasta feas (no hay muchas, la mujer siempre tiene algo, todavía quedamos caballeros, espero que este comentario no parezca mal, es como sí yo sentenciara o tuviera ese poder de decidir lo que está bien o mal, pero desde luego no es esa mi intención, admiro a la mujer, en general, no a una etarra  claro, de momento, aunque solo sea porque me parió una mujer, habría mucho que hablar sobre mis admiraciones de este tema). Pero de todas maneras el tener que pretender crear una asociación defensora y organizada de derechos, a las alturas de los tiempos que corren, no deja de ser una lástima. Reunir un grupo de personas para enfrentarse a mostrencos a los que la malvada Justicia ‘mima’, sí, ‘mima’, simplemente, al no castigar con el rigor necesario, los ‘mima’

Dentro de tus razonamientos diversos y perfectos, destaco una observación de una frase que mencionas y creo que merece ser repetida ‘¿Seguimos siendo un bocado que llevarse a la ingle?. Si existiera una castración adecuada y mostrada en vivo y en directo, para que esos ‘machos cobardes’, observaran lo que les podría ocurrir a más de uno se les vinieran abajo sus aparentes bríos. Violencia de género y número como dices; eufemismos para encubrir el verdadero nombre de malévolos cobardes a los que los señores de la toga y sus puñetas tan bien tratan. Tu hablas de un Dante que reservara un lugar en el averno y te conformas con unos barrotes, yo debo ser mucho más maldiciente, recuerdas esas sogas atadas a la gruesa rama horizontal de un árbol de las películas del Oeste o esa máquina cortante invento del Sr. Guillotin, donde las tricoteux mientras realizaban su labor veían como caía la pesada cuchilla llevando por delante lo que pillara, pues todo eso, convenientemente, explicado y divulgado por un Gran Hermano, haría pensar a más de uno su infamia. 

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