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PRUEBAS MÉDICAS (06/04/06)

PRUEBAS MÉDICAS (06/04/06) Ha resultado chocante lo acontecido hoy con una prueba médica de nuevo cuño. Para ello y como acostumbro, voy a prologar el escrito. Empezaré por decir que me considero, médicamente, cobarde, para realizar exámenes o análisis de cualquier tipo. Vaya por delante que además tengo auténtica aversión a objetos punzantes o cortantes. No voy a entrar en grandes detalles pero he tenido en dos ocasiones en mi vida una pistola en el pecho, en sendos atracos bancarios, empujándome con el cañón, ya digo en mi pecho y claro que pasé miedo, pero en otro de los atracos a la oficina bancaria el cabronazo de turno entró con un puntiagudo machete y aunque no me lo acercó como las pistolas anteriores me acojoné más todavía. Bien esto viene a colación de que, siempre que pude me escabullí reconocimientos obligatorios laborales para no pasar las analíticas. Pues lo que suelo ocurrir y se suele decir, ‘ como no quieres caldo, toma dos tazas’; me vino la angina de pecho y empezando porque durante un mes fui todo un objetivo de agujas, bisturís y demás ‘armas sanitarias’, cateterismo, donde te introducen una cámara por una arteria desde la ingle hasta el corazón para detectar fallos en las coronarias. Después operación de corazón extracorpórea, mi corazón en un sitio siendo manipulado por cirujanos y yo en otro lado del quirófano, conectado a una maquinaria que hiciera las veces de corazón para mantenerme con vida, ahí colocaron una válvula metálica en la aorta. En todo ese ínterin de estancia hospitalaria cientos de pinchazos, por todo lugar de mi cuerpo, brazos, tripa, culo, etc. Me dan el alta y salgo con una anemia galopante que duró unos 3 meses, obligación de dar paseos sin energía alguna y hasta los 6 meses no me dieron el alta, ha habido casos similares que han llegado a estar 1 año. A raíz de ahí, como la válvula impuesta necesita de una sangre muy fluida para lo que tomo a diario una pastilla de un producto llamado sintrom, para marcar la dosis determinada, por buenas composturas, necesito una analítica cada 20 días de promedio. Reciente me llega otra anemia, para buscar la baja del hierro que debe estar ocasionada por una pérdida de sangre oculta, me realizan una gastroscopia, prueba agobiante, introducción de un tubo por la boca al estómago, me detectan una hernia de hiato, pero ese no es el problema, por lo que también realizan colonoscopia, tubito con cámara por el ano, recorriendo todo el colon y sus sinuosidades, por supuesto, muy desagradable y doloroso en muchos momentos, detectan un pólipo y dicen que puede provenir de eso, por lo que me citan para le hospital y en el mes de agosto pasado me realizan otro colonoscopia para la extirpación. En ello me tienen que cambiar el medicamento del sintrom y sustituirlo por otro similar llamado exoparina, me colocan vía intravenosa y por ahí me la administran. Hasta 4 análisis diarios para llevar el control. Me extirpan el pólipo que, afortunadamente, al estar a la entrada, no tienen que profundizar y aquí reconozco que la introducción de tubito es molesta pero el corte ni lo siento. Me dan el alta pero como debe volver a tomar sintrom, me adjudican unas 40 inyecciones que yo mismo me tengo que poner en mi tripa, dos diarias. Con mis miedos, terminé por tener un abdomen morado lleno de hematomas.
Bueno pues hoy día 6, hacen en el consultorio una prueba voluntaria para mediante una máquina hacer la analítica del sintrom mediante pinchazo en dedo, en lugar de extracción intravenosa. Han solicitado, telefónicamente, unos 15 voluntarios que toman esto. Increíble el único que se ha presentado he sido yo, el que menos pensaban, encerrado en una sala con 4 médicas, 1 enfermera y la técnica del aparato, total 6 mujeres. Mi doctora, mujer joven, agradable, para quitar hierro, me dice no te quejarás a lo que le he contestado que se portaran bien porque mi soledad ante 6 mujeres me acobarda.
La prueba no ha sido gran cosa, un pinchazo en el dedo y el resultado ha salido aceptable. Después he pasado consulta porque mis síntomas de salud en general no gozan del mejor momento y en ese instante me ha confesado Silvia, la doctora que he sido la sorpresa, que del que menos confiaban que acudiera a la cita, encima he sido el único.
Cosas de la vida, soy rarito hasta para eso. Jajaja.

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