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FUNERALES

FUNERALES Se dirá, sobre bastantes de mis escritos, que siempre llevan un tinte de tristeza. Insisto, repito y proclamo que la vida, en general, es dura, sino veamos prensa, telediarios ¿dónde están las noticias agradables?. El periodista mismo dice que lo agradable no es noticiable, vive por si solo, no genera audiencias, el personal está como los buitres sobrevolando donde hay síntomas de muerte, para alimentarse.
De todas maneras, escondiéndonos de los temas tristes, que no lo hacemos, tampoco evitaríamos su producción, aunque sacándolos a la luz tampoco se les dé una solución, pero hay veces que pueden servir para gestionar una prevención que pueda evitar consecuencias peores.
En cualquier campaña oficial o no que se haga, advirtiendo sobre prácticas perniciosas, los publicistas a solicitud de los organizadores  advierten con algún mensaje, que raya, en lo macabro, sobre los peligros que se corren, para tratar de intimidar conciencias y hacer pensar en los efectos que los excesos originan al superar las lógicas y permitidas barreras.
Pero de nuevo surge la hipocresía, siempre la protagonista. ¿Por qué limitar la velocidad en autopistas a 130 km/h y los coches que se fabrican tienen un cuentakilómetros que marca y consigue 300 km/h, pues ahí está la tentación. Pero como digo, una vez más, el mundo se mueve por economía más que por política, para conseguir niveles de abundancia es necesario producir estos prototipos que generen rendimientos. Prohibimos, machaconamente, tabaco y alcohol, bien, hasta ahí bien. Pero estos se venden produciendo unos opíparos impuestos y sino se vendieran ocurría como con las drogas duras, la comercialización ilegal superaría con creces la vente legalizada. Se traficaría de manera intensa. Veamos y estudiemos las conclusiones de la ‘Ley seca’ en Usa en 1929. provocó un negocio rotundo para las mafias y el crimen organizado, donde altos personajes de la Administración rebosaron en la abundancia. . No voy a seguir enumerando productos y artilugios nocivos, la lista sería inagotable, pero en su conjunto estos desmanes va conduciendo a minar la salud o muerte directa de persona cada día en mayor grado.
Cuanto más mayores vamos siendo más oportunidades tienes de ir tachando o borrando a personas de las listas de tus conocimientos.
En ese momento llega la tristeza, la alabanza al desaparecido, el comentar de las cualidades que reunía, aunque en más de una ocasión le hubiéramos censurado.
Vamos a su entierro, cremación y, posteriormente, concelebramos un ritual postmortem, entre cristianos, otras religiones tendrán otras ceremonias, dedicamos oración al desaparecido. Al día siguiente todos y cada uno volvemos a nuestra rutina, la vida continúa. Ignoramos quien será el siguiente, preferimos no pensarlo, lógico.

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