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NIÑAS, HIJAS

NIÑAS, HIJAS Quizá otra de mis peculiaridades es que, poco niñero, no puedo entrar en esa escala que le aplican bíblicamente a Jesucristo ‘Dejad que los niños se acerquen a mí’, yo soy antagónico a eso. Posiblemente haya algo de egoísmo acomodaticio, los niños me resultan cargantes, en general. Bueno pues una vez dado mi punto de vista, soy padre de dos hijas, por supuesto ya mayores, en consonancia con mi edad aunque me casé joven, para lo que ocurre hoy en día. Aparte como tengo la costumbre de no definirme, de momento como abuelo, pues digo que mi hija la mayor tiene una hija, en una palabra chicas. Reitero, no soy niñero, pero si la vida me hubiera deparado extensa progenie siempre hubiera deseado que fueran niñas. Curiosamente, la mujer cada día más defensora del feminismo, hasta asume con normalidad el que los padres prefieran tener niños, principalmente y, en ocasiones hasta casi me censuran mi predisponibilidad, alegando lo raro que es que un hombre no haya querido tener hijos.
Diré algo muy sabido, los hombres que nacían en aquellos tiempos eran brazos para el campo, arietes en la milicia y luego el ego personal machista de perpetuar la especie y conseguir el vástago con el que tengamos un seguimiento prestigioso. Está última parte que tanto se ha dado y se sigue dando, la vitupero. ¿Quién ese macho, que necesita remedos?. Todo el que pretenden reflejarse en el espejo de su hijo con la pretensión de que no sé extinga su naturaleza, una vez fallecido y solo pretenda dejar huella por egoísmo malo. Podrás argumentar, como yo, que prefieres los chicos a las chicas, ya digo yo al revés, pero como capricho ¡ojo! y digo en los tiempos actuales, con anterioridad, medió esa necesidad de ‘brazos’ pero de ahí a que pretendes perpetuarte a través de tu descendencia me parece de una pedantería inconmensurable.  Hay que pensar que es una lástima que algunos consiguieran tener esos herederos, si ellos ya habían sido malas personas, pretendían educar a sus engendros con peor estilo todavía para superar la maldad. Todo era por soberbia. Perpetuar ciertas especies ¡qué horror!. Imaginemos hijos varones de Franco, Hitler, Stalin, Arzalluz, etc ¡Dios nos libre!, sobre todo si encima hubieran superado a sus progenitores, aunque lo normal que estos ‘grandes genios’ se llevaron ya todo cuando nacieron y es difícil que su hijo les supere.
Otra parte, la chorrada de mantener el apellido, la casa solariega. Me río de la degradación que significa perder el apellido. A mí me han llegado a decir que quizá al apellidarme ‘Sánchez’ y carecer de un apellido rimbombante no le he otorgado ningún merito. ¡Albricias!, Precisamente apellidos españoles de categoría terminan en ‘ez’, hoy han caído en la vulgaridad, pero ese ‘ez’ que en vasco significa ‘no’, nada tiene que ver, representa el decir es ‘el hijo de tal o de cual’. Pongamos ejemplos, Sánchez es el hijo de Sancho,¿fue alguien en Navarra verdad?, Pérez es el hijo de Pero (Pedro), Núñez, es el hijo de Nuño, todos nombres de honra medieval. De acuerdo según las regiones hay apellidos que todos tienen sus escudos de armas asunto complicado de extenderse pero lo que para nosotros puede representar algo distinguido o extraño, para ellos forman parte de sus vocablos, eso se aprecia en cualquier comunidad, comarca o región española. En otros idiomas prefijos o sufijos como el ‘son’ en Suecia, el ‘van’ en Holanda y Bélgica, el ‘von’ en Alemania, significan lo mismo que nuestro denostado ‘ez’, ni más ni menos que ‘hijo de fulano o mengano’.
Pues como inicié esto por las niñas, me mantengo mujeriego por naturaleza, en el sentido caballeroso de la palabra prefiero a la mujer desde recién parida. Es decir a la niña.
 

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