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MI CLÁSICO REALISMO

MI CLÁSICO REALISMO Lo he dicho muchas veces, la realidad es cruda, define y dibuja la vida tal y como es y, precisamente, la vida no es un camino de rosas y aún los rosales están ‘armados’ con espinas. Son como un cepo o trampa, te enseñan el maravilloso colorido y aterciopelado conjunto de pétalos que desde pequeño, apretado y compacto capullo va expandiendo en homenaje su apertura hasta colmar y explotar en esplendor su belleza pero, ¡ojo!, no intentes, por las buenas hacerte con una de ellas sin precauciones la varita que la sostiene, camufla una serie de espinas que se incrustarán en tus inocentes y poco precavidas manos. Están protegiendo a su diosa, la flor, la rosa. . Hasta el nombre y sus derivaciones son delicadas, rosa la flor, rosal, la planta, rosaleda el parque de rosales.
También se utiliza como nombre de mujer pero, quizá, no tuve, y que me perdonen, la fortuna de conocer a mujeres con ese nombre que despertaran en mi ningún interés, no pude compararles con la belleza de la flor. Hace pocos años hicieron una película que en español se tituló ‘ Mil ramos de rosas ‘, el nombre me sugestionó e hice todo por verla pero, no colmó mi pretensión, no hizo rebullir el romanticismo fácil y habitual en mí.
 

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