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FEO PAISAJE (06/03/06)

FEO PAISAJE (06/03/06) Hace ya muchos años que cuando divisabas Madrid, a lo lejos, a más de 30 kms, desde cualquier carretera por la que entraras, hay que tener en cuenta que al lado de esta ciudad está el centro geográfico de España y todas las carreteras son radiales y parten de Madrid, como una rosa de los vientos, hacia todos los destinos de la variada geografía española, pues como decía, antes de llegar a divisar edificaciones, mirando al cielo veías una gran seta oscura y grisácea, la gorra de Madrid, producto de una mal cuidada contaminación que nos invade a los residentes de tan paradisíaco lugar. Es curioso, si el cielo está azul, en el interior de la ciudad lo aprecias, pero a cierta distancia parecen copia de aquellas terribles fotos que supusieron los lanzamientos de bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki a finales de la 2ª Guerra Mundial. La invasión colombófila que padecemos y los gurriatos residentes tienen un aspecto de aves enfermar, plumas negras y erizadas. Los troncos de los árboles tienen el tono del ébano, madera noble, ya quisieran, pero es de la absorción del denso humo despedido por un tráfico que todo lo ocupa.
Pues bien todo esto viene a colación de que esta tarde he tenido consulta médica y había por examinar una analítica solicitada con anterioridad y los resultados han sido lo más parecido a un campo santo cristiano, lleno de cruces en cada título. Glucosa, datos hepáticos, renales con cifras desorbitadas por encima de las máximas marcadas. La tensión arterial, también desfasada, solo se libra el colesterol, único que está en su punto bueno. Así que el nubarrón, aún intuido, me ha caído como tormenta en lodazal. Si ya mi ánimo está decaído normalmente, no digas ante tal lectura de resultados, mi moral ha quedado por los suelos.
Las buenas amistades, el que te quiere o aprecia por una cosa u otra acudirá con el espíritu de socorrismo normal a insuflarme espíritu, pero mi cerrazón es muy superior a cualquier deseo de estos benefactores, soy de caparazón duro y los consejos chocan contra ese ‘impermeable’, a veces, puedo convertirme en la bola llena de pinchos en la que se convierte un puercoespín.
Agradezco la buena voluntad de cuantos lo intentan, pero mi terquedad supera esos consejos. La médica me solicita que baje mi ingesta de alcohol, yo no estoy muy por la labor, para mí tampoco es excesiva, pero como lo primero que te plantan es que no todos los metabolismos soportan los mismos niveles, pues ahí está el quid de la cuestión.
Todavía estoy en un mar de dudas, no sé que haré...

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