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MODERACIÓN

MODERACIÓN Si esta palabra rigiera los múltiples avatares de la vida, indudablemente, todo funcionaría mejor. Es lógico ¿no?. Aunque la descripción y contenido de los conceptos no sean siempre los mas acertados u orientadores pero, el alto nivel de los constructores del idioma, si dan base para hacer bastante comprensible en la noción de lo que representa. Si nos fijamos, cuantas veces utilizamos palabras que encajan bien en el puzzle de nuestra conversación o escrito y, sin embargo, si tuviéramos que describirlas, balbucearíamos, diríamos eso de ‘lo tengo en la punta de la lengua’ pero seríamos incapaces de hacer una definición correcta. Cuantas veces también al querer explicar algo que nos preguntan utilizamos un argot de dedos y manos como para dar una expresión de flojo, duro, suave, áspero cantidad, etc. Por poco que conozcas un idioma si te presentas ante un suahili y te llevas las yemas de los dedos reunidas hacia la boca agitándolas hacia tu boca varias veces, o es que le preguntas si quiere comer o es que le pides comida, y como este ejemplo hay cantidad de signos que no necesitan traducción gráfica.
Refiriéndonos de nuevo a la moderación, en concepto, es lo más parecido a una hogaza. Intrincado, farragoso de explicar y adentrarse ajustadamente a una buena descripción porque ¿dónde está la frontera ecléctica de la escasez o el exceso?, pues ahí, en la moderación.
Pero todo lo que sugiera establecer términos medios de actuación complica, extremadamente, su aplicación.
Comida, bebida, tabaco, placer, juergas, celebraciones, fiestas, derechos, todo esto suele ser inmoderado. Las obligaciones reales se quedan escasas de cumplimiento, luego ¿Dónde está la moderación?.
El DRAE dice: “”Templar, ajustar, arreglar algo, evitando el exceso. “”

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