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Indecisiones

Indecisiones

Se tiene esta sensación cuando no se sabe escoger con certeza una de las opciones variadas que siempre se presentan ante cualquier situación en la vida. No es lo mismo en todos los casos, por supuesto, hay caracteres firmes que son más proclives a escoger de inmediato. La excesiva meditación para buscar la mejor opción no es demasiado aconsejable. Pero en ello también habría que discernir entre lo material  y lo intangible. ¿Entramos en algún ejemplo?. Voy a ser primera persona. Como nunca me ha gustado ir de compras, además al hacerlo con desgana, me he sentido incomodado al preguntar por varios modelos de lo que fuera, características, precios, etc. Esa sensación de timidez me ha hecho siempre tirar por la calle de en medio y salir de la escena lo antes posible. Y tengo que confesar que he tenido bastante suerte porque no me arrepentí nunca de mis, casi, instantáneas decisiones..

Ahora me preocupa menos pero, con un modesto presupuesto, siempre dispuse de un armario bien estructurado y combinatorio para mis vestimentas sociales. Al trabajar en una oficina bancaria, como director de agencia, tenía casi la obligación de ser ‘aparente’, como casi todos los comerciales. La elección de trajes, americanas, pantalones, camisas, corbatas, zapatos, me ha sido, normalmente, sencilla y en bastantes ocasiones me lo han elogiado y llegado a pedir consejo, Mi teoría cromática en la elección de conjuntos buscando el aquello de ‘hacer juego’ siempre gustó y ya digo hasta, sin pretenderlo, fui asesor en mas de una ocasión.

A mis años, al no tener que figurar, me he convertido en algo ‘pasota’, al ser menos la obligación presencial y pública durante tantos años, me ha liberado de estar demasiado enganchado a normas y conductas. Aún así ese, aparente descuido no es total, siempre busco una compenetración en las prendas llamadas de sport que llevo al uso.

Curioso, mi propia mujer y compañeras de trabajo, en muchos casos me han pedido orientación en cuanto a combinación de colores, cuando aquello estaba mas a la orden del día. A lo mejor hubiera podido, visto lo visto, ser asesor de imagen. Nunca me ha gustado la expresión ‘es que se lleva’, los creadores o dúctiles lanzadores de moda, con tal de incitar al consumo, van recorriendo los estilos una y otra vez, tratando de que lo que se estila este año, desentone el siguiente y eso no lo soporto. Pero el personal como corderitos siguen esas directrices. Por poner algún ejemplo, esos zapatos o botas puntiagudos, dignos de personajes de cuento que solo les encontraría la aplicación de arma defensiva para dar una patada en lugar adecuado al listillo o aprovechón de turno, pero no sirve solo porque se lleva y tienes 5de 5 a 7 cms donde no se rellena con dedos de pie porque no cabrían en ese conducto tan estrecho. Otros son los pantalones piratas que en la mayoría de los cuerpos femeninos poco favorecen, no hay tantas perfecciones como para asumir esos formatos. No digamos las camisetitas, esas que no llegan ni con mucho al ombligo y que se utilizan hasta en invierno, llevan abrigos pero la tripa al aire y el agujerito del ombligo luciendo su formato, como si esa zona no se enfriará. No digamos los tirantes de los sostenes, hace 4 días se hacía todo lo posible porque no se vieran, hasta los hicieron transparentes para evitar su exhibición, ahora cuanto más contraste hagan esos tirantes con los que llevan la camiseta mejor. Mas atractivo. Los pantalones con un tiro tan bajo y las camisetas tan cortas dejan un espacio suficiente para que en cuanto se sientan les asomen las bragas, los tangas y en ocasiones hasta el incipiente canalillo donde empieza el culo (palabra totalmente española, sin el eufemismo de llamar trasero que es otra modalidad de hipocresía) y lo que todavía nos queda por llegar a ver si la cosa sigue o continua por estos derroteros, pero esto es como el caramelo en la boca, de buenas a primeras les taparán hasta con burka, para luego, poco a poco, volver a calentar motores y ¡hala!, todas a seguir los formatos, los colores. A mí me hace mucha gracia cuando se dice este otoño se lleva el color caldero (me gustaría saber si los calderos tienen color propio) o  el verde tomate previo a la maduración, etc. Para mí, coño, se lleva todo lo que uno se pone, porque luego sales a la calle y, menos mal, hay gente práctica que se pone lo que tiene porque le falta la capacidad de seguir a esos listos asesores comerciales que recomiendan modas, solo para su lucro. También están las rebeldes que aún teniendo poder adquisitivo tienen la libertad de hacer lo que ellas quieren y aunque estoy hablando en términos femeninos, cada día hay mas de esos llamados ‘metrosexuales’ que se miran mas al espejo que Narciso en las mansas aguas del río.

Otro terreno mas complicado es la elección de aspectos o cosas inmateriales y con necesidad de idealización. Mi platonismo, ahí, me traiciona porque siempre encuentro algo bueno o destacable en una mujer. Sus ojos, su rostro, sus modales, su timbre de voz, su sonrisa, sus posturas y con los ‘sus’ nunca acabaría, además la coquetería de la mujer, en general, se las pinta sola para hacerse atractiva en cualquiera de alguno de sus aspectos destacables, sabiendo de la fragilidad del varón.

A nadie quiero ofender, pero mi capacidad amatoria, espiritual e idealista parece infinita. No me refiero a lo físico como prioridad, intimas a costa del buen trato con la persona, del buen entendimientos, otras cosas vendrán por añadido como consecuencia de previos respetos. En mi interior no pretendo amores que enrevesen modos de vida aunque, posiblemente, sea, como siempre más fácil teorizar que llevar a práctica.

 
 
 
 

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