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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LXXIII)-73º

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LXXIII)-73º ... en esa primera puerta próxima a la escalera, vivían una familia de andaluces, Enrique y Carmen, creo que él trabajaba en la construcción y ella el oficio de la época sus labores, alternando con alguna asistencia a domicilios para limpiar, tenían dos hijos Mª Carmen, un par de años menos que yo y con cierta deficiencia en el habla, tartajeando bastante por lo que le llamaban la mudita, pero no era muda ya digo, el chico 3 o 4 años mas pequeño que la hermana conocido por ‘el kiki’, de Enrique claro, para distinguir del padre. Era difícil librarse de apodos o apelativos distorsionadores de los nombre reales. Con ellos también convivía habitualmente una hermana de la mujer. Estos pisos de la planta baja solo contaban con una habitación lo que les hacía de una superficie en torno a los 30 metros. Salón de entrada que casi siempre servía de apoyo de dormitorio por la noche, pasillo, cocinita, vater y habitación. En el salón se ubicaban camas extensibles y ahí dormían los chicos y demás que no fuera el matrimonio. Curiosamente estos pisos solían tener un patio de vecindad de la misma extensión del piso pero solo lo podían utilizar para tender, bueno a veces algún trasto de la casa o arcón o bulto se ponían en ellos para desahogar algo aunque realmente estos espacios no debían de ser objeto de otros usos. Los siguientes vecinos eran los Cerón, apellido del padre de nombre Manuel. Tenía un modesto taller de calderería por las cercanías de la estación de Atocha y cuando los norteamericanos sentaron base militar en Torrejón de Ardoz, allá por los 60, se encontró con el momio de no sé que encargos le realizaron para instalaciones que comenzó a ganar dinero a tope. Lo curioso de esta familia es que habiendo podido, entonces, adquirir una vivienda, como mínimo holgada, siguieron apelmazados, los cuatro de la familia en ese habítaculo de 30 metros, les dio, entre otras cosas por comprar discos de vinilo, tocadiscos y demás modernidades de audio del momento que hasta tenían que almacenar cosas de estas en casa de los vecinos de al lado, matrimonio muy mayor Sicilia y Alejandro, a los que llego a pensar, y creo no equivocarme, les mantenían, en ese momento de abundancia porque parecía como si fueran sus padres. También se compró un coche Renault del último modelo, ya digo muchas cosas, excepto un espacio mas vital para convivir. Tenían dos o tres tocadiscos, maletines portátiles que se utilizaban en aquellas llamadas ‘reuniones’, luego ‘guateques’ juveniles y que siempre que encontrábamos disponibilidad en el salón de la casa de alguno que su familia se prestara los transportábamos para montar el baile...
imagen : tocadiscos de la época

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