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Premios – Festivales

Premios – Festivales Empecé a desconfiar de los concursos o premios sobre cualquier manifestación artística a raíz de olisquear y entrever, las telas de araña que tejían los intereses creados, económicos, políticos y comerciales. A partir de ese momento sentí menos admiración por los premiados. Las excepciones confirman la regla. Empecé a desconfiar de Jurados. Estos examinadores y juzgadores y otorgadores de premios, perdonen los que, realmente, se sientan ofendidos, a los otros no les pido perdón alguno a los que se ‘dejan estimular’ de una u otra forma.
Además empiezo por pensar que si como simples espectadores de cualquier manifestación artística o deportiva sentimos un decantamiento por el que manifiestas inclinación por un simple ‘me cae bien’ o solo porque el otro te cae mal. A estos ‘tribunales’ si encima les media recompensa de cualquier estilo se desequilibran e influyen en la determinación a tomar.
Está comprobado y demostrado el orden político de reparto que media en la atribución del Nobel de Literatura. Sopesan una mezcla de circunstancias de tipo geografía, distinguen por continentes, idiomas, etnias para ir distribuyendo honores. Estoy por asegurar que nunca se dio ni se dará que en años consecutivos se le otorgara la distinción a personas de un mismo país. Hasta rayaron en el ridículo en el momento de la concesión no muy lejana del italiano Darío Fo, un excéntrico personaje que su obra no destaca precisamente por la literatura escrita. Y hablo de este premio como ejemplo, por la influencia que tiene en el mundo de la cultura.
Al día siguiente librerías de todo el mundo agotan las existencias de los anaqueles recónditos donde unos cuantos ejemplares ‘dormían en el olvido e ignorancia’, nadie conocía a esa persona. Rápidos pedidos de las editoriales a las imprentas para abastecer, intenso trabajo de traductores porque resulta que tienen que traducir del swahili, idioma del premiado, a todos los idiomas incluido el aimará, no sea que un indígena de esta etnia le dé por leer la obra del distinguido condecorado. Resultado, pues gran negocio y más o menos complacencia política.
Desde esa atalaya de altura observemos cualquier premio literario de menor enjundia, lucha de editoriales, críticos predispuestos a...
Si nos vamos a los Festivales o Premios de Cine, eso ya son aguas turbulentas. Actores y actrices pasan por ‘todos los aros’ propuestos con tal de alcanzar... Con tal de alcanzar su cima.
Léase cualquier biografía.
Aquí en España, por ejemplo, los pocos actores a los que se les encuadra como vinculados a ideas de la derecha, lo tienen claro cuando hay un gobierno de izquierdas. No es lo mismo, para los abundantes del signo contrario, apuntados al carro de una hipócrita progresía. Nunca entendía porque prosperan tanto con gobiernos de derecha. Esos mismos directores e histriónicos figurantes de la escena o pantalla se agarran al trapo de la pancarta y a las proclamas en contra de la actuación de gobiernos que siempre les han subvencionado mas y protegido mejor que sus propios beneficiados políticos, por el arrastre popular borreguil que representan.
Resumiendo algo me huele muy mal en la dispensa de merecimientos artísticos y deportivos. Con la exclusión, como ya dije, de que las excepciones confirman las reglas.

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