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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LXIX)-69º

...Voy a hacer un chiste fácil y por tanto carente de agudeza. Aunque el número del capítulo tenga connotaciones sugerentes, no va a tratar de nada de eso, no viene al caso, de ello haría capítulos especiales. No, no esperéis nada mas, el chiste era que ese número no iba a participar en este momento, yo seguiré con mis descripciones.
Continua esa vecindad, similar, imagino, a la de otras casas pero para mí, lógicamente más cercana. Siguiendo y continuando con la 3ª planta en la letra D, vivían los Taravilla, él Juan ordenanza en un banco, muy ceremonioso, solícito y risueño a la hora del trato o del saludo. Daba la sensación del que dobla el espinazo ante sus superiores en gestos de respeto reverencioso pero desde luego era educado. Casado de segundas nupcias, tenia dos hijas mas mayores de la difunta mujer, Mª Luisa, muy correcta de trato de unos 5 o 6 años mayor que yo y Mª Teresa, dos años mayor que yo. Ella fue la que inspiró mis primeros suspiros, como digo no es que fuera nada de ‘Casanova o D.Juan’, simplemente, enamoradizo, facilón en la impresión que me producían las chicas. Llegamos a dar paseos juntos, sin conversaciones comprometidas, llegué a ir a esperarla a la salida de los laboratorios donde trabajaba en calle amplia y paralela al arroyuelo que Madrid tiene por río, el Manzanares. Los laboratorios se llamaban ‘Antiobióticos’. Rematando sobre esta ‘relación’, no llegamos ni a tomarnos de la mano, eso fue todo nuestro acercamiento. La mujer vigente, bastante reservada contrarrestando la actitud de él, era la madre del niño pequeño comparado con las otras, Eloy. Muy mimado y consentido dada la edad quien menos le llevaba en años de la familia era Mª Teresa y serían unos 10 años.

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