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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LVII)

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LVII) ... Siguiendo con esa minúscula cocina, a determinada altura, en las paredes derecha y la del frente el fogón habían unos vasares de mampostería, para almacenar ahí, los platos al uso y demás menaje, a la vez que paquetes en bolsas de papel, de azúcar( de esta había un más barata que le llamaban, morena, por su tono amarillento, era menos refinada), harina, legumbres, café o achicoria o malta que eran subproductos del café, también mas económicos. En fin esa era su utilidad, en mi casa hicieron un gran armario de madera pintando en blanco que sustituyó a estos anaqueles y así estaban las provisiones y el exiguo menaje mas reservado de curiosidades. Con el tiempo una mesita de cocina en tosca madera con cajoncillo, donde se guardaban los cubiertos al uso y un taburete que, mas que para sentarse, servía para auparse a los estantes altos del mencionado armario de cocina, pues aras al modernismo se sustituyó por una de las llamadas de libro, por abrirse y duplicar su tamaño, de un material llamado formica, que eran virutas de madera prensada y rematada a modo de tapas por una lámina abrillantada, como de tipo plastificado y era de un color verde y blanco jaspeado, a juego se puso el taburete, éste ya con patas de tubo de acero inoxidable, como las de la mesa y remates de goma en las puntas de las patas, para evitar mayores chirridos y rallamientos en las baldosas del suelo que eran de una loseta rojiza más bien poco pulida. Añadiendo algo a la estructura completa de la cocina una bombilla de unos 10 o 15 watios de luminosidad y una tulipa que le hacían proyectar la luz mas recogida hacia el suelo, porque en estas casas la altura de los techos estaba sobre 2,75 metros. Ya expliqué los cables y llaves de luz iban todos exteriores, no era decorativo precisamente...
imagen: alacena de cocina, esta ya es moderna comparada con la nuestra

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