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Infidelidades virtuales

Infidelidades virtuales ¿Dónde está la frontera de entender una relación con otra persona, generalmente, del género opuesto, hoy en día es necesario puntualizar, para que nadie se sienta ofendido, para distinguirla con el apelativo de ‘infidelidad’?.
Es curioso, si mantienes unas relaciones abiertas, visibles, aunque puedan tener cierto trasfondo, todo tiene su inicio, éstas se suelen aceptar.
Voy a escribir el artículo en todo momento bajo la perspectiva del ‘y viceversa’.
Un ejemplo particularizado pero, que se suele dar, amistad entre varias parejas, salidas a comer, a cenar, a bailar, se gastan bromas, algunas ‘picantonas’, se piropea. Se intercambian parejas a la hora del baile, no todos tienen la misma predisposición para ejecutar danzas. Hasta ahí todo normal y aceptado. El peligro se cierne si se atisba alguna privacidad, aunque ésta sea ingenua y desinteresada. Vuelvo a insistir en el viceversa, si le dices a tu mujer, en mi caso, que has tomado café con fulanita, amiga común, y que hablasteis de esto y de lo otro, sea o no sea verdad, en principio, vale, no pasa nada. Si esto, aún por coincidencia, sin búsqueda, se produce mas frecuente, ya te sientes un poco cohibido a la hora de contar en casa, no sea que vaya a dar lugar a malentendidos. ‘no vaya a pensar qué...’. Tampoco, incluso con toda la sinceridad incluida, le gustaría que le hablaras de esos encuentros, porque empezarían las elucubraciones.
No digamos, ha existido el amor virtual, desde que se inició el mensaje escrito, desde el intercambio epistolar. Las cartas fueron cómplices de multitud de relaciones amorosas. Con las técnicas actuales de comunicación todo esto ha proliferado se ha incrementado. Aunque los encuentros propongan foros por coincidencia de gustos o culturales, se van a dar por mal interpretados. No tenemos capacidad para pensar que la relación nos lleva a una conversación por ordenador es solo de compartir ideas o culturas.
Hoy en día mensajes de móvil, conversaciones por el mismo medio, desde cualquier lugar, correos electrónicos, conversaciones de ‘messenger’, dan pie para compartir vivencias, ciertas intimidades, pero en la mayoría de los casos en personas adultas y con pareja no pasarán de la virtualidad, la imaginación. El que se siente ofendido por ello siempre argumentará que la situación es la misma, porque se siente menospreciado, relegado, comparado.
Quizá no se para a pensar, si no fallará algo para que alguien sienta alguna ilusión renacido por otro alguien que no conoce. Es como revivir una ilusión en algo que suele haber ‘desmoronamiento’. Incluso quien piensa que en su casa ‘no le falta de nada’, de buenas a primeras le resurge una nueva forma de sentimiento. Algo habrá, el caso es que se incrementa la relación. Es como un nuevo mordisco a la manzana. Hace tiempo se venían realizando los contactos de siempre y era acabar y darse la vuelta o fumarse el cigarro, se cumplió el requisito y hasta la próxima. No digamos cuando hay ‘dolores de cabeza continuados’ o ‘cualquier dolor excusa’, claro eso suele ocurrir en la mujer, pero el macho, cuando no está por la labor, porque todo decae, aparte de olvidar que existen palabras de amor, si él no está dispuesto, desde luego no se va a sacrificar por su hembra, esta no tiene las mismas necesidades anatómicas, justificará él, para tener razón, no se da cuenta que puede dar lugar a que en alguien se cree una necesidad de cariño, digo de cariño, si por ende hubiera algo más, lo pensaría, pero con lo virtual, se facilita este camino, porque al no haber contacto físico directo, se disimula el ‘engaño’, no es adulterio directo, es solo mental. El caso es que por mucho que se censure, no es igual, no es lo mismo la ‘infidelidad imaginaria’ que la de hecho y obra.
En la segunda hay toma de posesión, si se quiere algo absurdo que se considere del mismo calibre. Las relaciones virtuales con personas que, normalmente, nunca conocerás en directo, como mucho por foto, son incompletas aunque produzcan satisfacción, pero es por lo que digo, es un renacer de ilusiones muertas o perdidas. Sirve de ilusión, de ideal, de imaginación.
Multitud de parejas practican esa publicidad de relaciones, pero el ‘cameo’ es con su pareja próxima. Se dirá que en momentos cada cual puede pensar como si estuviera con la pareja virtual, pero la realidad es la realidad. La parte animal, fisiológica, se la lleva el que vive la relación actuando en directo, el otro solo está en la mente del contrario, como diciendo ‘¿y si fuera él, o élla?’. Pero los orgasmos mas o menos disfrutados, aún rutinarios, se viven en directo, lo del pensamiento es relativo. Duro y fuerte es decirlo pero, el virtual, en ese momento, no participa, normalmente, ni siquiera sabe que está ocurriendo, aunque sepa que en cualquier momento esa relación se va a dar y si encima es celoso, le comen los nervios solo de pensar que el solo vive ‘virtualidades’. Los ejecutores del acto, quizá se han engañado mutuamente, cada cual estaba con su ‘virtual’, pero ellos ha sido los participantes.

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