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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LIV)

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (LIV) – 26/07/05*** blogia 03/09/05
... cuando aludí anteriormente, a los fríos del invierno lo mismo ocurría con los calores y además las defensas no tenían parangón con las actuales.
Me referí al brasero, muchos por supuesto lo conocerán, somos mucha la gente de cierta edad que ha conocido el brasero o que tiene referencias de él, pero para muchos les costaría saber en que consiste realmente.
Por su nombre se puede uno hacer una idea, lugar para mantener brasas, pero alguien se podría hacer la idea de una forma de barbacoa actual. Pues bien el brasero era un recipiente circular metálico, que podría tener un diámetro de unos 60 centímetros y que soportaba un tablero con agujero para que el fondo del brasero encajara en él, completaba el resto una mesa circular, llamada camilla a la que se le ponían unos faldones de tela de cretona hasta el suelo, de manera que recogiera el calor en el interior. Ahí nos calentábamos las piernas, pero claro la parte de la espalda ya no tenía ese ‘abrigo’. El brasero tenía su arte, para prepararlo y encenderlo. Se ponía el carbón en el interior, el carbón podía ser tipo picón, cisco, pero el mejor era el herraj, carbón de origen vegetal, parece ser que de huesos de aceituna triturados, prensados en el molino, con lo cual quedaba muy molido y fino, se prendía y se mantenía removiendo su ‘cráter’ central con una badila, paleta metálica para remover poco a poco las brasitas e ir extendiendo su encendido poco a poco, manteniendo la combustión. Los carbones tanto de piedra, para los fogones, como los vegetales para los braseros, se compraban en las carbonerías. En cubos de tipo cinc se compraba y se almacenaban en la carbonera que el fogón tenía para ello...
imagen: modelo de brasero

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