Blogia
ofloda

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (XLVI)

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida (XLVI) ... Las apuestas en los juegos de competición, la mayoría de las veces se limitaba a la ‘honrilla’ o galardón inmaterial de haber ganado, en ocasiones, las menos, mediaban unas perras chicas, monedas alumínicas de 5 céntimos, esto poco, porque no solíamos disponer de ellas, estábamos a ‘dos velas’, en ocasiones ganabas la bola del ‘cazado’ si se había pactado así, también de cromos, donde si establecía si éstos debían ser nuevos o algo ajados por manipulación, en fin, según las condiciones impuestas previamente.
Con las canicas se practicaba un segundo juego, ‘el triángulo’; se procuraba limpiar y alisar la tierra en una determinada zona, no necesariamente muy amplia. Se trazaba un triángulo equilátero en esa tierra de unos 30 cms de lado. Dentro del triángulo, en su parte central, cada jugador colocaba una bola, generalmente, de las de barro que eran bastante mas baratas. Se establecía el orden de salida y desde un punto preestablecido, cada jugador, normalmente, con bola de acero, haciendo presión con el dedo índice o corazón sobre el pulgar, hacía de percutor que impulsaba la bola y se dirigía hacia las que estaban contenidas en el triángulo para tratar de sacarlas si lo lograbas, ese era el premio, pero si la bola de acero no rebasaba los límites de esa figura y se quedaba contenida en ella, este jugador quedaba eliminado y sin el premio obtenido y no participaba hasta la siguiente ronda...
(continuarán juegos)

0 comentarios