Blogia
ofloda

La tristeza (I)

La tristeza (I) Siempre me gustaría iniciar un tema concreto definiendo el título que lo preside pero no soy un diccionario por mucho que haga uso y abuso de ellos. Entonces me sería muy cómodo acudir al DRAE, tomar el apunte de su descripción, diseñado por un consenso de eruditos lingüísticos, aunque tengan sus detractores, en ocasiones y no siempre les den todo el crédito, y con estos datos hacer un ‘pegado’ al estilo informático al encabezamiento de mi artículo. Pero yo prefiero desarrollar mi punto de vista, ¡ojo! mi punto de vista, insisto, sobre el tema propuesto mediante cierta muestra de situaciones que rodean mi vida o la de personas conocidas que me aportan indirectamente en el trato con ellas, ideas para los comentarios.
Siempre mi extenso preámbulo antes de entrar al desarrollo del tema propuesto. Pero intento, con ello, demostrar el sentido que pretendo darle. Tristeza, antónimo de alegría, es un estado del ser que deteriora su integridad, le encoge, le achica, se autocompadece, oscurece la visión de su entorno ¿Le lleva a ello el pesimismo?. Puede pero, las mas de las veces, es auténtico realismo. La tristeza hay que asumirla, comprenderla, estudiarla y a raíz de ahí, buscarle el antídoto. Corregirla, transformarla. Fácil resulta, casi siempre, la teoría, pero llega la dura realidad que es la aplicación de ella, la práctica y da al traste con el empeño.
El triste no quiere ser y estar triste, lucha y combate por salir de ese estado amorfo, pero si en su lucha no encuentra mas que obstáculos le llega a faltar fortaleza para batallar y aún cuando intenta con denuedo la superación, la iteración de contratiempos lo sumergen todavía mas en las profundidades abismales. Le llega la melancolía, una de las derivaciones de la tristeza...

0 comentarios