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Celos (y II)

Celos (y II) Las más bonitas historias de amor suelen aflorar sentimientos en los que los celos protagonizan el argumento. Se asocian geográficamente a países y razas más sureños. Yo dudo de la veracidad de esta localización o es que los vikingos como se adornaban con cornamentas estaban inmunes.
Además siempre se le han dan dado mas importancia y privilegio a los celos sentidos por el varón, pero esto es solo por el protagonismo histórico concedido al macho. Porque no nos comamos de vista a la hembra celosa, que no en celo, no es lo mismo.
En España el prototipo de tragedia amorosa femenina de amplia difusión son los sentidos por Juan La Loca de su marido Felipe el Hermoso.
Los celos son difíciles, intrincados hasta de definir. En cada mente que se instalan motivan diversos sentimientos y reacciones. Son viles, obcecados, invaden, manejas, ciegan, etc. ante tanto despliegue agresivo el portador inmaduro pocas defensas tiene. No hay vacuna no se inmuniza.
Que nadie se ría del infectado es, en cierto modo, un enfermo pero soportarle conlleva un gran altruismo. Aparenta manías persecutorias, todo le viene mal, solo aspira a la “propiedad privada”, sería capaz de perder al ser amado, con tal de que nadie, si siquiera lo mirara. Y yo me pregunto, para no extenderme mas, ¿si conocemos todo esto, por qué no remediamos el problema?
Lo dije un carcinoma con metástasis.
(imagen: Juna la Loca

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