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Otelo – Los celos (I)

Otelo – Los celos (I) No sé si habréis leído el drama de Shakespeare, yo sí, hace muchos años por eso, verdaderamente, no recuerdo el desarrollo. Lo que no me cabe duda es que versa sobre un tema profundamente delicado “LOS CELOS”.
Sin ánimo de incrementar la tragedia ¿de cuántas muertes han sido responsables?. Plasmación hace, el inmortal escritor inglés, sobre el asunto y trato en esta obra, nos remitimos a los siglos XVI y XVII, pero “celos” debieron existir ya en el ‘Paraíso Terrenal’, si tal ‘Edén’ existió. Imagino que Adán los tuvo de ‘el serpiente’, porque sería macho, cuando éste tentó a Eva. También, pensándolo bien, la ocurrencia del ‘Creador’ fue cojonuda, prohibir algo habiendo una mujer por medio, la dichosa manzanita. Claro, ‘el serpiente’ se la ofreció y le habló de las prebendas que ‘mordiendo’ podría obtener y Eva no dudó, hincó el diente, pero no por engaño, sabía de las consecuencias, sabía mas de la cuenta pero, aún así, se la jugó, Seguro que conocía que ese reptil con forma de falo largo pero sinuoso era el oponente de Dios, es decir, el demonio y trató, con ello, de enfrentarles y claro éstos se dieron de hostias. La pelea, en teoría, la ganó Dios, pero Satán ni se rindió ni se rendirá nunca. Es como hidra de infinitas cabezas, le cortas y las renueva con mas bríos. Ésta, mi sucinta versión de la historia del ‘Jardín del Edén’, conduce al origen de los celos. El tal Adán fue el perjudicado. Luego la historia cuenta con innumerables versiones de las tragedias causadas por los celos. Esas las contadas, que las anónimas son casi infinitas.
En términos médicos actuales se podrían clasificar como una especie de carcinoma con metástasis.

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