Blogia
ofloda

La vida familiar y sus circunstancias.

La vida familiar y sus circunstancias. Hoy me he enterado, algo suponía, pero quizá sea fácil decirlo a tiro pasado, de que mi hija mayor, recientemente, separada después de diez años de matrimonio, está relacionada desde hace tiempo con el jefe del local donde trabaja. Un establecimiento de hostelería en la pequeña capital cerca de Madrid, donde reside. La cosa puede provenir de hace unos tres años, cuando ya comentó algo de la desgana matrimonial en la que se encontraba. Sobre ‘7 años de matrimonio’ se han hecho hasta conocidas películas, abordando un tipo de tema, como de ‘cansancio’, ‘monotonía’, aburrimiento’, etc. Yo de esto había oído hablar, pero como de tantas cosas no pensé demasiado sobre el tema. Lo confirmas mejor cuando un ejemplo práctico, en cierto modo, se te acerca, o te afecta en algo. Este es mi caso, al tratarse de mi hija, ahora le doy mas sentido al escepticismo que, sobre este asunto, mostré anteriormente. Este hastío fue provocando el deterioro cada vez mayor de la relación familiar. Ella, responsabilizaba al marido, yo, particularmente, le considero buena persona, pero quizá frágil en su personalidad y poca iniciativa personal. Mi hija, buena persona, nunca demostró lo contrario, algo fantasiosa, pero bastante mas activa que el marido, mayor decisión, ciertos ‘pajaritos’ circulan por su cabeza. Con estos ingredientes, poco a poco, se ha ido pasando el ‘guiso’, le faltaba o sobraba condimento, depende del lado de cada uno. Ella al no encajar esa monotonía, posiblemente, encontró otros cauces mas adaptados a su idea y, claro, en ese momento, a lo ‘ 7 años’, las cosas empezaron a gestarse de otra forma.
La niña que tienen, nació con un ventrículo atrofiado, detectada esta anomalía en el octavo mes de embarazo. Por ello, al cumplir el año, le fue practicada una operación a corazón abierto, para mediante una ‘obra de fontanería’ hacer posible que esa víscera vital funcionara con las dos aurículas y solo un ventrículo. En aquel momento a la niña (nunca le llamo nieta, no me gusta, hoy por hoy, el término abuelo, ni además lo ejerzo) le vaticinaron dos o tres operaciones mas para ir adaptando el organismo a esa irregularidad. Como la cirugía cardiológica ha experimentado una amplia evolución, han conseguido que hacia los 7 años que la niña ha resistido mas o menos, hacerle una segunda y al parecer última operación que, dentro de lo que cabe, no le deja una mala calidad de vida. Al ser niña con menos defensas naturales, ha ido cayendo en diversas enfermedades, unas propias de la infancia y otras por mayor propensión ante la falta de protección biológica necesaria. Bien parece ser que por estas adversidades de la niña se han ido sosteniendo los ‘cimientos’ de esa endeble causa matrimonial y llegado el momento de una mayor estabilidad de la niña ha llegado el momento de tomar las decisiones que in mente estaban, sobre todo, por parte de mi hija y a determinado cambiar el signo y ritmo de su vida.
Los clásicos por mucho que nos reciclemos, estas cosas las vemos algo opacas, pero no seré yo quien objete nada al respecto. Mi paternidad, no representa ya influencia en la mayoría de edad de mis hijas y ellas son dueñas de sus decisiones. Solo deseo como padre que estén certeras en sus elecciones y su máximo bienestar.
Siempre pienso que los niños, en los matrimonios ‘rotos’ son los más perjudicados y, a veces, desorientados para elegir la mejor ‘carta’, aunque el ritmo de la vida actual da la sensación de haber creado genes especiales para traumatizar menos por estas causas.

0 comentarios