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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida. (VII)

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida. (VII) ...Entonces como decía, a él lo sacaron como testigo de esos actos y sin saber en que momento podía entrar en el ‘lote’, con lo cual se incrementaba la zozobra. Ese era el objetivo principal, mantener la incertidumbre, la zozobra de sí estuviese incluido o no en la lista de los ‘afortunados’. Pero claro estos personajes eran ‘antifascistas’ con ello están a salvo de malas interpretaciones, vamos que no eran asesinos, sino ‘defensores de la libertad’. De esos, ‘demócratas progresistas’, en su mayoría analfabetos, que no es que se dedicaran a matar ricos por envidias, sino a sus propios congéneres que no eran conmilitones de sus propias ideas. Al final, sin saber como ni porque, salió ‘ileso’ de esos ‘paseos’, pero imagino muy herido en su personalidad. Pero he ahí que acaba la ignominiosa guerra, vencen los ‘fascistas’ a los comunistas, tan radicales unos como otros. Desde ahora no se puede establecer el paralelismo por antagónico, que hubiera resultado de triunfar los radicales ‘rojos’, pero a la vista de lo sucedido en países que quedaron bajo la órbita de la ‘hoz y el martillo’, no creo hubiera salido ganando el pueblo español. Hubieran habido venganzas similares, sino mayores, de hecho solo se hablan de exterminios fascistas y nunca demasiado de aniquilaciones comunitas, pero estadísticas contrastadas demuestran de mayores proporciones de destrucción aunque, eso sí, mas ocultas, mas reservadas, menos difundidas, en Siberia no hubo mucha oportunidad de observar los desmanes y los gulags, éstos fueron privativos. Pues resulta que le incluyen como ‘voluntario’ a la División Azul, compañía que tenía como objetivo colaborar con el régimen fascista de Hitler, pero se libró en el último momento porque hubo exceso de voluntarios de verdad. Entonces al poco tiempo se produce un reajuste de tropas y como premio a las tribulaciones sufridas en la llamada zona roja, los llamados ‘nacionales’ le excluyen de su cargo profesional en la Guardia Civil, eso sí, con derechos, pero unos derechos tan modestos que no alcanzaban para sacar a la familia adelante. En esa situación de paro, encuentra que dada su condición de exmilitar consigue un trabajo temporal, sin saber lo que este iba a durar y era el de agente de una agencia estatal de control del extendido estraperlo (la venta de mercancías no controladas en un mercado negro e incontrolado), esta agencia se llamaba Fiscalía de Tasas. Esta persecución de mafias de tráfico de mercancías básicas a alto precio y que se destinaban a proporcionarlas a personas que basándose en precios de escándalo se hacían con esos productos. El resto del humilde pueblo, solo subsistía, a duras penas, mediante una rígida cartilla de racionamiento de artículos básicos, como aceite, legumbres, harina, incluso el tabaco. A base de unos cupones otorgados en orden al número de personas que formaban la familia, podías retirar a primero de mes la escasa ración de esos productos, previo pago, por supuesto.
Este cuerpo oficioso de la Fiscalía de Tasas, propició corrupción en bastantes de sus componentes ya que muchos admitieron importantes sobornos y medraron a costa de ello, pero como siempre hay representantes de la integridad, mi padre fue uno de ellos y pasó mas penas que glorias. Compañeros de este ejercicio amasaron hasta cierta fortuna. Él siempre sintió orgullo de la satisfacción del deber cumplido, incluso compañeros corruptos, eludían su compañía porque así no se encontraban libres para ejercer sus tejemanejes. Para el desarrollo de este trabajo lo destinaron a Barcelona, ciudad cosmopolita y, en aquel momento, mas propicia para estas actividades, dado su tráfico importante marítimo. De ahí mi infancia catalana y mi catalinismo en el pensamiento. Describiré a conciencia referencias vividas en esta maravillosa ciudad desde mis infantiles ojos y oída de relatos familiares al respecto.
(En la foto asociada se muestra 'cupones de cartilla de racionamiento')

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