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Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida. (V)

Mi bitácora. La nave en el mar de mi vida. (V) Como dije, la comadrona, Felisa Celorrio, era mujer corpulenta, de aspecto hombruno. Grandona, obesa, teñida de rubio platino, voz grave y fumadora de puros. Ella fue la que colaboró a extraerme de las entrañas maternas. Fui el tercer hijo del matrimonio que formaron José y Teófila, pero en aquel momento ya era el segundo. La primogénita, Pilar mi hermana 9 años mayor que yo, falleció, prematuramente, en la década de los 90, consecuencia de un cáncer de útero, metástasis de uno anterior de mama. Cuatro años le extirparon un pecho y cuando parecía que todo funcionaba bien, la extensión irreversible se produjo. El segundo, fue un varón, José Luis, que hubiera sido 4 años mayor que yo, pero éste falleció con dos años, a consecuencia de unas hemorragias internas que se le provocaron a raíz de un corte de digestión cuando una niña de 9 años vecina, jugando le asustó amenazándole con un cuchillo diciendo que era una bruja que le iba a matar, el niño tuvo mala reacción y las reacciones endocrinas posteriores dieron al traste con su vida y en unos 15 días falleció. Por eso pienso que 4 años mas tarde fui el sustituto para enmendar en parte aquel desconsuelo del hijo perdido. Nunca se puede saber si yo nací como consecuencia de ello, pero hay posibilidades de que fuera así.
Mi nombre, Adolfo, no tenía antecedentes familiares, tan dados en el seguimiento de la raíz paterna, pero me fue impuesto, quizás por la moda de la época en una corriente algo germanófila que hubo en España a raíz, del líder fascista alemán. Ya digo de origen germánico, dicen significa ‘lobo noble’. No soy creyente de horóscopos pero nacía bajo el signo de la constelación de Géminis, dicen la de la doble personalidad, aunque yo opino que ‘dos caras’ tenemos todos, quizás esté mas marcada en este signo. Algo de lobo si tengo, un tanto solitario, lo de la nobleza no seré yo quien me la impute, pero he procurado hacerla símbolo de mi ‘estandarte personal’.

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